1
Tus células comunican a las mías
coloides policromáticos, brillos estriados,
infinitesimales anémonas efervescentes.
Y sólo quiero estar allí,
junto a tu miel que se derrama. Quiero ser
recipiente que contenga todas tus secreciones.

2
Deséame por la tibieza de nuestra liviandad,
con la lengua, en la aurora de la perversión.
No sé decir que no a tus auscultaciones;
ni por qué hay insectos azules en tu mirada.
Pero yo miro. Y obedezco.

3
Algo despierta en mí si te veo orinar,
calefacción de tegumentos, corola rebosante,
fresco césped que se deja podar.
Me atrapo entonces en la red de tus venas,
pez de plata con albedrío pequeño.

4
Ahora es cuando la serpiente se enrosca en las piernas,
las nervaduras se ofrecen en bandeja de plata
y el océano cabe en nuestras copas.

Ahora es cuando el imán de tus labios
anula el pasado y la distancia.

5
Eres música de cántaros llenados con licor
sobre la redondez de hombros exactos.

Como una estancia acondicionada
para probar la integridad de la carne.