Lo siniestro del vampirismo hace relucir la belleza de su cualidad literaria, pues lo siniestro se configura en ella, de una manera elaborada, como un factor, aunque desestabilizante, finalmente de armonía y equilibrio. Por ello vemos que el vampiro evoluciona históricamente de un grosero cadáver andante a uno humanizado y hasta aristócrata. La dialéctica entre lo tenebroso y la luz produce un placer estético innegable, que nos recuerda la experiencia de la divinidad. Según Eugenio Trías “una de las condiciones que hacen que una obra sea bella es su capacidad para revelar y a la vez esconder algo siniestro”.[1] Y lo siniestro se nos presenta entonces como algo lejano, pero a la vez tan próximo que aceptamos su familiaridad. Para Trías, lo siniestro es constituyente de lo bello, sin lo cual no podría manifestarse: “Lo siniestro constituye condición y límite de lo bello. En tanto que condición, no puede darse efecto estético sin que lo siniestro esté, de alguna manera, presente en la obra artística. (…) Es a la vez cifra y fuente de poder de obra artística, cifra de su magia, misterio y fascinación, fuente de su capacidad de sugestión y de arrebato.”[2] Así se nos manifiesta la importancia de lo siniestro para el arte y la literatura.

El arte, hoy se encamina, difícilmente, penosamente, a laborar estéticamente los límites mismos de la experiencia estética, lo siniestro, lo repugnante, lo vomitivo y lo excrememental, lo macabro y lo demoniaco, todo el surtido de temas del horror. Quizá como forma preventiva y defensa respecto a amenazas internas y externas que acosan por todas partes: sótanos del psiquismo y de la sociedad que cuanto más escondidos queden más efectos inesperados, crudos, intempestivos, dolorosos nos producen. Elaborar como placer lo que es dolor, tal es el humanitarismo del arte (…), el arte produce, siempre, cuando es arte, un efecto benefactor: linda el límite de lo soportable y de esa fuente del horror extrae beneficios que producen intensificación vital.[3]

¿Qué es lo bello, pues, que limita lo siniestro en el tema del vampiro literario? Algunas indicaciones: el amor, la eternidad contenida en un cuerpo hermoso, la esperanza de redención y salvación, el contacto directo con la divinidad. El arte literario, al ser un espejo de la realidad, lo es tanto de lo lumínico como también de lo desconocido del lector, y lo oculto y agazapado que se muestra ante sus ojos acaba diciéndole algo acerca de sí mismo, lo que es tanto un goce como un exorcismo.


[1] Trías, Eugenio (2001): Lo bello y lo siniestro. Ariel: Barcelona, p. 25

[2] Ibídem, p. 27

[3] Ibídem, p. 83