El perillo sarniento de José J. Fernández de Lizardi (1816), novela picaresca, la primera de todas las novelas en Hispanoamérica, es capaz de portar crítica social y política porque, por medio de la representación del atraso moral de la sociedad mexicana de la época, buscaba hacer notar los vicios y defectos de las clases sociales. Lizardi, polemista profesional, se dedicó en esta novela a ironizar sobre el estilo de vida anticuado de la Nueva España, su moral rígida, su conservadurismo chocante y las supersticiones del pueblo, así como el sistema de justicia primitivo que incluía castigos corporales. Es parte de la convención del género picaresco la reflexión sobre las costumbres y los usos de la sociedad de la época y Lizardi abarca con ella todas las llamadas castas por igual: indios, españoles, criollos.

El lector de la actualidad advierte que muchos de los males retratados como mojigatería, hipocresía, desigualdad y ambición permanecen aún en la actualidad en nuestra sociedad. La intención a este respecto del autor fue retratar lo arcaico de las instituciones como la familia, la esclavitud y la iglesia, educando al lector mexicano en los ideales de la modernidad, como son el progreso de las ciencias, el bienestar material y cultural.

            Luis Sáinz de Medrano Arce, se propone que “la fuerte crítica social que la novela encierra no queda justificada por los manifiestos propósitos de aleccionar a los jóvenes («algunos muchachos que carezcan tal vez de mejores obras en qué aprender») o a todas las gentes”; sino que más bien se extiende a la agudeza con que son retratadas los aspectos sociales a discutir, los cuales son muy diversos. “No estamos en todos los casos ante una crítica social de fondo, estrictamente hablando. Lo que con ella se pretende conseguir no es, con expresión de hoy, un cambio total de estructuras, sino un perfeccionamiento de éstas, y, desde luego, la supresión de algunas lacras que de hecho son fenómenos marginales, como ocurre con la mendicidad.”

En este ejemplo de picaresca, Lizardi no pretende considerar un grupo social sobre otros, sino que entra de lleno en terrero de la filosofía humanitaria, al abogar por una mejoría en todos los aspectos, lo que lo hace ser una obra crítica por excelencia.