Autor Soy el autor de una mujer que he inventado y a quien he dado el nombre de Ángela Pralini. Vivía bien con ella. Pero comenzó a perturbarme y me di cuenta de que tenía que asumir de nuevo el papel de escritor para poner a Ángela en palabras, porque sólo entonces puedo comunicarme con ella.
Escribo un libro y Ángela otro: he quitado de ambos lo superfluo.
Escribo a medianoche porque soy oscuro. Ángela escribe de día porque es casi siempre alegre luz.
Éste es un libro de no memorias. Ocurre ahora mismo, no importa cuánto fue, es o será ese ahora mismo. Es un libro igual a cuando uno se duerme en un sueño profundo y sueña intensamente, pero hay un instante en que se despierta, se desvanece la somnolencia, y el sueño queda sólo un gusto de sueño en la boca y en el cuerpo, queda sólo la certeza de haber dormido y de haber soñado. Hago lo posible para escribir guiado por el azar. Quiero que la frase ocurra. No sé expresarme mejor en silencio. Expresarme por medio de palabras es un desafío. Pero no estoy a la altura del desafío. Salen palabras pobres. ¿Y cuál es al fin y al cabo la palabra secreta? No lo sé. ¿Y por qué me atrevo con ella? ¿No lo sé porque no me atrevo a decirla?
Fragmento tomado de Un soplo de vida de Clarice Lispector, Editorial Siruela.