13. No sabía que nací deshecho. Me violó el destino. Me apuñalaron el sentido de la sensatez. Encuentro mi alma más vacía que un desierto. Ya no tendré mañanas para lamer azulejos mohosos, quedar deslumbrado por ese resplandor clandestino de ciertos asesinos famosos cuando copulan con cadáveres. Hay brutalidad en nuestros días, en nuestros dichos; hay movimientos anómalos y repetitivos, porque el infierno toma la forma de nuestra propia casa, y no podemos escapar a la mano híspida de su masturbación y su dominio selectivo.

14. El divorcio es pleno como un océano de sangre. La contaminación mental y la gripe: bromas de buen gusto. La palabra es un intento miope de decir la verdad. Y otra vez el dolor se abre como una vagina carnívora en la selva de mis peores pensamientos. Te podría regalar un asno hereje, trofeos torcidos, óleos de latifundistas que olvidé, menstruación fermentada y mejores vanguardias que sólo besarse el escroto, oler pescados podridos y decir lo que yo en mis poemas. Que exhibirse negligentemente en las avenidas chupando el ano de un siamés albino hermafrodita.

15. Soy un perineo escarificado por odio a sí mismo. Y los trastos de la medicina transgénica se apilan con rapidez en mi cocina, ahora más sucia que una piara de cerdos. El miedo a sanar, pastillas para dormir y la más fina inmolación se erectan en esta penumbra recién inaugurada. Acércate, te daré un billete para inhalar azufre. Te enseñaré esos diminutos secretos para contorsionarse sobre una cama de clavos con los orificios distendidos. Quiero ser como un dios de silicona y repudio al que puedas acercarte para sodomizarlo sin dignidad. Quiero implotar y engullir todo lo existente. Yo te destruyo.

16. Desde que tenemos cucarachas en vez de ojos, entes agresivos emigran ilegalmente a una tierra estéril sembrada de escalpelos. Nada hay por ganar. Así de simple. Un líquido apestoso mana de la noche y nosotros nos inclinamos hacía ella en los hospitales más apetitosos que un puñado de heces. Siempre di nunca. Nunca seas feliz. La desesperación es una moneda muy útil cuando los gemidos del viento se escuchan como súplicas en los mercados del desprecio y la tiña. No hay negocio más noble que la anticoncepción. Algún día el sendero de mi mano izquierda devorará al mundo. Es justo y lo deseo.