Gigia Talarico, cuyo nombre oficial es Luisa. De acuerdo a su semblanza publicada en la página Ablij, “nació en Santiago de Chile, en el mes de junio de 1953, pero radica desde hace muchos años en Santa Cruz, Bolivia, país que considera la adoptó y donde tiene su vida y sus afectos.
Se licenció en Artes Plásticas en Paris, Luego estudió Literatura en Frescati, Estocolmo. Finalmente, cursó una Maestría en Educación Universitaria del Framinham State Collage, de Estados Unidos. Después de sus estudios se instala en Santa Cruz de la Sierra, donde publica su primer libro en el año 1987, desde entonces trabaja como profesora de arte y de educación. Actualmente, desde el año 2006, es parte de Arte Poética e Integración, responsable de encuentros y eventos literarios. Ha sido jurado en incontables concursos de narrativa y de poesía, municipales y de otras instituciones, y ha participado en muchos encuentros y seminarios nacionales e internacionales.
Entre 1995 y 1996 publicó poesía y cuentos en diversos diarios y revistas, así como también artículos sobre educación, arte y literatura, durante los años1987 y 1994: Reflejos, Página, Unisex, revista Extra de El Deber. Entre 1994 y 1999, apareció en varias antologías infantiles nacionales como Cuentos a la sombra del tajibo (Santillana,1999), Cuentos de mi país, Cuentos del corre ve y dile, etc; y fue incluida en el “Catálogo Internacional de Literatura infantil” y en el libro Existencias Insurrectas (Mujeres en la Cultura Boliviana), en 1997.”
En 1996 obtuvo una Mención de Honor en el concurso Cathedra, Argentina.
Ganó el Concurso Nacional de la Reforma Educativa en categoría 6-8 años con Analía – Tigre (1998).
En 2013, ganó el Premio Municipal de Poesía de Santa Cruz de la Sierra.
En 2014, obtuvo el Premio Dante Alighieri Santa Cruz al mejor libro publicado en poesía.
La siguiente entrevista se publicó originalmente en el periódico virtual El vallartense, en 2007, y se reproduce ahora como recurso de memoria.
Se diría que una mujer que estudió artes plásticas en París aplicaría a su poesía, modelos de construcción mas visuales. ¿Porque escoger un carácter muy sobrio, aparentemente sin muchas pretensiones técnicas?
En mi opinión, muchas veces las pretensiones técnicas juegan en contra de la poesía. Recargarla de lenguaje no necesariamente facilita la expresión. Por lo menos en mi caso, pienso en una manera de liberar a la palabra y acercarla a su origen primigenio, cuando la expresión poética y la imagen eran en su brevedad la expresión máxima del ser. Es allí donde la palabra y la imagen, en su abstracción primigenia, nos son tan propias.
Como profesora y escritora de literatura infantil ¿como podrías decir con palabras el parentesco, si es que existe a tu manera de ver, entre pedagogía y poesía?
G Soy profesora de arte y de Educación Universitaria. En este momento no trabajo con niños pequeños, pero en algún momento lo hice y por entonces publiqué muchos cuentos. Escribir para niños necesita de mucho respeto por el lado lúdico y poético del niño; es una transformación que si no se realiza es difícil llegar a ellos. No creo que actualmente exista un parentesco entre poesía y pedagogía; la poesía expresa el sentir del hombre y su relación con el resto del universo; la pedagogía trata de enseñar al hombre el dominio de sí y de su entorno; pero de seguro hay profesores dedicados que practican el arte de enseñar por medio de la experimentación y el intercambio.
¿De donde surgen los nombres de tus poemarios Ángeles de fuego y Purpura?
Ángeles de fuego surge de una serie de poemas en los cuales las explosiones de fuego y las alas de migración y fuga tienen mucha importancia; podría haber sido Pájaros de fuego, pero como ya existe Pájaros de fuego de Anaís Nin., fue Ángeles de fuego… Acaso los ángeles sean pájaros. Púrpura nace porque para mí es un color muy importante y porque solo podía llamarse Púrpura pues el poemario está regado de púrpura, que es el color del duelo en muchas culturas antiguas y el color de rituales en otras; sin ir muy lejos, aparre mucho en la católica. También es el color invisible del espectro y el de los atardeceres más hermosos, acaso un ritual de la naturaleza, recordándonos cada día que morimos de a poco con la promesa de otro día que se presenta íntegro para existir. Púrpura es el hilo que me permite transitar los tiempos más allá de lo mortal y efímero
Las imágenes que forman muchos de tus poemas recuerdan –aunque sea vagamente-, a veces, los versos de Alejandra Pizarnik: en ocasiones en el tipo de emoción o en la densidad, así mismo en la utilización de conexiones aparentemente ilógicas entre ellas, que si bien parecen desbandada, forman un todo orgánico-funcional. ¿Reconoces influencia literaria de ella? ¿Te gusta su poesía? ¿Qué opinas de ella?
Empecemos por lo importante. Alejandra Pizarnik siempre fue surrealista, y tengo una gran admiración por ella y por su poesía, así como también por Olga Orozco o Ana Ajmátova, o por algunos poetas hombres como el poeta expresionista George Trakl. De todos ellos aspiro a tener alguna influencia por muy pequeña que sea. También sé que a fines del siglo XX y principios del XXI, es imposible no estar influenciado por la modernidad y todo lo que ella conlleva, incluyendo el desequilibrio en una sociedad en que hacer el amor y no la guerra casi no tiene ya cabida. Tienes razón, algunas veces tengo explosiones surrealistas, otras expresionistas, en cualquiera de los casos la densidad es una característica que, creo, tiene que ver con las vivencias, lo mismo creo que pasa con la plástica.
En tu página web se anuncia que tienes en preparación un nuevo poemario. ¿Que nos ofrecerás en este nuevo trabajo al público, pero sobre todo a la crítica?
Sí, tengo un poemario en preparación; se llama Diáspora, que tiene mucho que ver con esto de sentirse siempre extranjero (nada raro en estos tiempos). El nombre nació un día en que hablando con mi hermana pintora que vive en Holanda, de un trabajo que ella estaba preparando, encontré que tenía mucho que ver con lo que estaba haciendo yo y me llamó mucho la atención que dos personas, viviendo tan distantes, puedan estar trabajando sobre cosas que de alguna manera son parecidas. En ese momento decidí que ese poemario se llamaría Díaspora.
¿Cómo es la vida en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia? ¿Podrías hablarnos de algunas escenas poéticas de cotidianidad de ese pueblo que reconoces como de radical importancia en tu vida y que, como sabemos, tiene una gran riqueza étnica y natural?
La Santa Cruz de la Sierra a la cual yo vine a vivir, en donde todos nos defendíamos del subdesarrollo, no tiene mucho que ver con la ciudad pujante y grande que es actualmente. Se ha convertido en un polo de desarrollo importante en el cual se sigue luchando contra el subdesarrollo. Durante cuatro meses del año, tenemos mucho calor; otros cuatro, calor simplemente; y luego cuatro que son más bien frescos, con esporádicos fríos intensos que llegan del sur. La riqueza de verdes ejerce un embrujo que mi padre solía llamar “el embrujo tropical”. Lo más poético de Santa Cruz son su gente de pueblo, de una sencillez y transparencia inigualables, sus atardeceres, muchas veces púrpura y sus noches de estrellas tan cercanas, que casi dan ganas de tocarlas.
¿Qué obras literarias clásicas has acercado a tus hijos? ¿Exalta, acrecienta o profundiza acaso, el hecho de ser madre, la visión poética de una autora?
Es un poco difícil hablar de las obras que uno acercó a sus hijos; en realidad, cuando eran niños muy pequeños viajábamos mucho y se hizo una costumbre entrar a las librerías y regalarles libros y hasta hoy, queda la costumbre; creo que no hay una Navidad o cumpleaños sin algún libro, si quieres regalar otra cosa, pues será como el segundo regalo. No me había dado cuenta hasta que mi hija tenía trece años y le di primero otro regalo, entonces me dijo: ¿Y mi libro? Pasaron de lo infantil rápidamente a los libros de la biblioteca familiar. Puedo mencionar el poema “A Margarita Debayle” de Rubén Darío, en tres ediciones distintas pues a mi hija le encantaban las ilustracione. “El gato machado y la golondrina Shiná” de Jorge Amado; y luego para mi hijo “Cocorí”, de Joaquín Gutiérrez y “El ruiseñor y la rosa”, colección completa de los cuentos de Oscar Wilde.
No creo que el hecho de ser madre exalte o profundice la visión poética de una autora. Creo que todas las emociones exaltan y profundizan el sentir de los poetas; el hecho de ser madre, también, aunque entre en un ámbito distinto.
¿Cómo ha sido tu experiencia con el Internet, que has venido utilizando como herramienta personal de extensión y difusión literaria?
Internet es una herramienta de la que no se puede prescindir actualmente. Ae ha servido y sirve de mucho. Lástima que no tengo suficiente tiempo para sentarme a adquirir la agilidad necesaria para utilizarlo más y mejor. Igual, creo que está bien y que me sirve de mucho
¿Podrías hablarnos de tu gozo trabajando para un proyecto tan importante para la poesía latinoamericana como “Arte poética e Integración”?
Sí, es un gozo particular trabajar en este ambicioso proyecto que era un viejo sueño que toma forma cuando el año pasado decidimos junto con Juan Murillo convertirlo en realidad y nos abocamos a buscar ayuda de personas e instituciones. El Centro Patiño nos dio su techo y la Cámara del libro también. Entonces, paralelo a la feria del libro, nace Arte Poética e Integración”, en 2006. Ahora, pronto tendremos la versión “Arte Poética e Integración” versión Narrativa. 2007 y se llevará a cabo con el Auspicio total del Centro Patiño de Santa Cruz de la Sierra. El objetivo de este encuentro es liberar la palabra de las fronteras y permitir que nuestros pueblos se acerquen y se conozcan, y que el intercambio fluya entre poetas y narradores de toda edad y condición.
APÉNDICE POÉTICO
Nocturno
Hay una sombra azul
atrapada en mis noches
quizá un antiguo amor
o un ángel sin morada
Cuando mi lecho
naufraga en la penumbra
en ese mar distante
de mi alcoba
esa imagen de añil
etérea y extraviada
me abraza y me rescata
Entonces
soy húmedo
capricho de algún dios
hasta llegar el alba
Púrpura
El viento
rompe el silencio
batiendo mi ventana
Un colibrí herido
se posa sobre tu pecho
y sangra tu ausencia
La niebla
ahoga las buganvillias
y el lejano tañido
Un pájaro rompe
la jaula de mis labios mudos
despliega sus alas
y migra
Una vez más
herida de muerte
está la muerte
Réquiem
Serena la noche
tiende su manto
fresco y silencioso
sobre la inocente.
Rendida dormita
la novia
su velo enredado
en un surco de olvido.
Son años
de quieto letargo
en su lecho
de frescas promesas
la esposa
a la espera
del soplo de vida.
Laberinto
Cómo fue
que te perdiste
en el laberinto
de mis pensamientos,
en esa extraña maraña
de inconciencia?
Sola estoy
en un recinto
sin fronteras,
tejiendo inconsistencia.
Grito tu nombre
y el eco me devuelve
tan solo el sonido,
el amargo sonido
del recuerdo
vacío de presencia
y de palabras.
Inmortal
Perdida estoy
en esta cueva
de inmortal olvido
desde que la borrasca,
en nombre de los dioses,
como en una broma más
en la vida de nadie
sopló sobre mi historia
arenosa lápida
sin texto.
Vagando la mirada
entre póstumos encuentros
espero rebelde
que la ausencia
abandone mi cuerpo
y así de nuevo
reptar imperturbable
en busca de
mis alas.
Metamorfosis
La vi partir,
desnuda y sorprendida
me dejó.
Opaca
y vacía de mí,
partió.
El viento ligero
la levantaba en ondas,
flameaba y se alejaba
entre las nubes
delgada y transparente.
Ligera me siento
y la sonrisa
pasea nonchalante
entre mis labios,
mientras veo alejarse
en la distancia,
camino del archivo
de memorias,
una piel vacía
finalmente.