ARTEMISA   LA TARDE

 

 Sobre el cieno verdoso danzaban las muchachas

una brisa de sangre despeinaba sus crines.

El humo viejo desbocaba la maraña

y el cuerpo era un hornillo.

Con un manto de polen

ella hiende los aires

desde el filo herrumbroso de una piedra ancestral.

Trae la mirada torva

como de bestia herida.

Tomadas de la mano se alzan sobre la sombra

de la tarde que cae.

Es un coro de ninfas

y la hoguera crepita.

Danza bajo la luna

la noche bruja.

 

 

LAS NOVIAS DEL AVERNO

 

Son tres los ojos del acero

ramillete de piernas

tres chillidos isósceles de luz.

Son tres los fuegos en el cierzo

la lengua triple desmenuzando el polen

a zarpazos compartiendo la mordida.

Son tres revueltas en el hueco de la noche

las uñas sucias     jirones en la piel

caja de resonancias

que de ladrar no cesa.

 

 Contribución de la poeta cubana Odette Alonso