En Mujeres brujas y revolución, la escritora feminista Ana María Castellanos ensaya modos de comunicar lo femenino desde el erotismo, la insurrección de género, los recuerdos familiares, la conciencia de ser mujer y el goce de sentirse objeto de deseo. Este libro fue nominado al premio Perspectiva de Género de la editorial Alebrijez de la Ciudad de México.

El texto está dedicado a Ivette, Chris y Lena, quienes han acompañado a la autora en el proceso de deconstruirse. Es decir, despojarse de los tabús y prejuicios culturales que construyen socialmente ala mujer como un ser sumiso y dependiente del hombre, para empoderarse por medio de la palabra y la poesía.

“En mis versos invito a las mujeres a dejar de ser el ob-je-to para tomar el lugar de sujeto, abordo temas como el erotismo, el autoerotismo femenino, la demonización, la quema brujeril, entre otros. En este poemario resuenan ruptura-rebeldía, busco empoderar el cuerpo y la filosofía de pensamiento femenino”, se lee en la presentación del libro, que ya nos indica una ruta hermenéutica sobre el devenir mujer nueva que supone esta trascendencia liberadora de la escritura del libro.

El poemario se construye sobre diversos tópicos expuestos como subíndices de los nombres de los poemas, tales como “Al filo de mi pluma”, en los que la autora trata sobre su enfrentamiento directo con la poesía y la escritura; “Erótica”, poemas sobre la carne femenina y su sensualidad; “Mi cuerpo, mis reglas” que hace de este lema feminista un motivo para exponer la reapropiación del sí misma como objeto de cuidado y autorespeto; “Mis raíces”, donde la autora recupera recuerdos de infancia y familia para tejerlos en poemas evocativos y sugestivos sobre lo que es el idilio de lo ancestral que se vuelve nueva vida; “Confesional”, donde la voz se vuelve más personal e íntima acerca de la presencia-ausencia del amor por los otros y por sí misma. “Autoerotismo femenino”, donde la figura de Lilith la primera esposa de Adán en a tradición hebraica se vuelve la autodadora de su propio placer y en este sentido su propia constructora vital (otra figura mítica resignificada será “Malitzin”); “Mastografía”, donde los senos se vuelven objeto de atención; “Sangre mes”, donde la menstruación se significa como un acontecimiento cósmico que en vez de manchar a la mujer la vuelve un ser creador.

Resalta un acróstico de de nombre “Vulva” que se vuelve icónico en el contexto del libro por ser acaso una declaración de principios en el que el cuerpo femenino, su capacidad de goce, se vuelve eje capital en la articulación del discurso (Otro acróstico será, significativamente, “Deseo”).

Late en todos los poemas un grito, una rebeldía por las mujeres vivas y que han sido víctimas de la violencia sexista. De hecho, un poema está dedicado a ellas. Un recuerdo también por las viejas brujas que fueron las abuelas del feminismo moderno, quemadas en hogueras ignominiosas por empoderar sus conocimientos sobre la vida y el cosmos. Los poemas van y bien de la luz a la sobra resaltando los claroscuros que forman al sujeto, recuperando la propia sombra como objeto de atención para volverla luz por medio de la la poesía.

La autora ha publicado sus poemas en diversas revistas. Sus obras están presentes en podcast y radio. Ha participado en varios festivales literarios nacionales e internacionales, entre ellos: Encuentro de Escritoras Queretanas Lumbre entre las hojas 2021 y 2022, Encuentro de Mujeres Poetas Colombianas 2020, 2021 y 2022, organizado por El Museo Rayo. Es coautora en cinco antologías, entre ellas: El grito de mujer, de República Dominicana; Trastornos Textuales, México; Coordenadas de voces femeninas XIX, compilación Internacional. Su libro comentado tiene una bella portada de Ivette Ortiz.

Sus redes sociales son:
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Instagram: @mulier_anamar
Blog: https://mulieranamar.blogspot.com

Los dejamos con un poema seleccionado de la autora:

PEINETA

Vapores del averno atropellan el olfato,
dejan en temblor mi piel.
Las venas hirvientes calientan la sangre
y empalidecen el rubor en los pómulos.
Tu lengua, tus dedos no paran, reptan,
untan saliva en el corazón de los senos.

En retozante vaivén,
las inflexiones de los vientres tiran mi peineta,
los rizos se pegan con nuestros sudores
mientras mi caracola destila el tributo
sobre la estatuilla que se hunde en mi carne.

La autora