Mónica Maydez, abogada y especialista en violencia de género, en su obra Feminicidio. Reconociendo las violencias que lo conforman (Ariadna, 2022) nos expone con suma y notable claridad los diversos modos en que opera la violencia sexista contra las mujeres y que tiene su más trágico exponente en el feminicidio, concepto del feminismo que implica que una mujer ha sido asesinada e razón de su género. En Muchos caos, el asesino se ceba en su víctima exponiéndola a torturas, vejaciones, mutilaciones, quemaduras, desmembramiento, etc., lo que delata una visión retorcida de los feminicidas que pueden estar encanados en cualquier hombre, desde los rústicos a los profesionistas.
Esta forma de violencia, expone la autora, se da a partir de un escalamiento en el que la violencia verbal, económica o psicológica inicia un ascenso en intensidad y formas de causar daño. Si bien no todos los violentadores de mujeres se vuelven feminicidas, es importante reconocer estas violencias para que la mujer pueda ponerles un alto por su seguridad personal y por defender su integridad y valor como persona.
Maydez articula las implicaciones ideológicas, culturales, históricas, religiosas, económicas y sociales que hay detrás de la violencia contra las mujeres. Se puede hablar en este sentido de un estado, una escuela, una familia y una iglesia patriarcales, sexistas, que ven a la mujer como complemento el hombre y en este sentido como una mitad de persona, destinada a servir como esposa, ama de casa y madre, sin dársele el derecho de una decisión autónoma de su vida para alcanzar una plenitud profesional o en lo público como se le da a los hombres.
En este orden de ideas la autora desmonta diversos mitos que parten del amor romántico que supone que una mujer es la media naranja de un hombre y habrá de ser la novia virginal y la esposa devota y fiel, servil y sumisa, pasando por otros mitos como el del hombre proveedor que relega a una posición dependiente a la mujer, suponiendo esto una forma de violencia económica. Estos mitos implican, además, violencia psicológica, emocional, digital, física, patrimonial, sexual y médica. La autora los explica y da ejemplos, con su estilo expositivo directo y fácil de entender.
En otro momento, la autora nos desglosa conceptualmente, el feminicidio como tal, a través de diversas tipologías. Se documenta en casos sonados de México y el mundo que han causado escándalo por su brutalidad, encono y repercusión pública, movilizando contingentes de mujeres en esta lucha tan necesaria que enfrentan por el reconocimiento de su derecho a una vida libre de violencia.
Cabe señalar también que la autora se documenta el material legal, nacional e internacional, que enmarca los dispositivos jurídicos que pretenden asegurar los derechos de las mujeres que, no obstante, se vuelven lamentablemente letra muerta porque el estado es esencialmente patriarcal y tiene una visión sexista y binaria en la aplicación de las leyes, sobre todo en materia penal. Esta clara orientación misógina es una de las conclusiones finales de la autora de este libro que, por su carácter monográfico y accesible, debería volverse una lectura obligada para las mujeres que inicien su camino en el feminismo, o bien, de aquellas que busquen complementar su feminismo con nuevas perspectivas que sin duda podrán encontrar en los múltiples pensamientos, reflexiones e interpretaciones que la autora desgrana tan bien.
