La luz de la noche es más brillante.
¡Qué vulgaridad de seres se retuercen
bajo el sol como lombrices!
En la luz de la noche viene mejor
el destello del verso, el espasmo de un beso.
Porque es como un ungüento
que dulcifica y conforta,
manando desde esferas superiores.
La luz de la noche es pletórica en latencias:
la raíz se expande oculta,
el niño sueña con presencias muertas,
la luna despierta a los malvados y arrulla al núbil,
la marea revuelve sus entrañas por libertar sus tesoros.
Todo prepara en calma su ignota sinfonía.
Bajo ella la germina la verdadera vida.