Se ha ido la mitad del campeonato 2023 de Fórmula 1. La onceava fecha se ha consumado ayer 23 de julio en el Hungaroring, y algunas cosas han regresado a su cause, mientras otras se han desordenado para dejarnos algo de incertidumbre previo a las vacaciones de verano.
Sergio Pérez ha tenido una remontada más desde la novena posición para colarse en el podio, con rebases increíbles a Piastri, Sainz, Russell, entre otros. Con ello ha logrado cerrar algunas bocas que ya vaticinaban su fin en Red Bull, incluso la de Nico Rosberg, quien en reiteradas ocasiones se ha lanzado en contra del piloto mexicano por su declive de temporada, donde se olvidan ya los dos espectaculares victorias de este año y en cambio se destacan sus fatídicas sesiones de clasificación, con cinco carreras seguidas sin clasificar a Q3, he incluso dos caídas en Q1. Pues bien, por incitación del mismo Christian Horner, quien directamente aludió al campeón mundial de 2016, diciendo que Checo estuvo on fire, “¡hasta Nico tiene que admitirlo!”, espetó el director del equipo Red Bull. A lo que Rosberg regresó el dardo envenenado de manera inteligente y hasta conveniente para Pérez: “Te recomiendo que te asegures que los ingenieros se enfoquen en todas las cosas increíbles que hizo (Checo) hoy. De realmente fortalecerlo frente a Max”, esto en clara indirecta al secreto a voces de que el principal problema de Checo es competir en un entorno que está enfocado casi al cien por ciento en Max Verstappen.
Por su parte, Daniel Ricciardo hizo su trabajo y finalizó en P13, por delante de Tsunoda quien terminó en P15, noticia que ya está retumbando en la prensa internacional como si se tratara de una aplastada monumental, cosa que francamente no es cierta, ya que Tsunoda no estuvo realmente lejos de Ricciardo durante el fin de semana, sino que en varias ocasiones estuvo delante también.
Asimismo, los grandes ausentes de la carrera fueron los Aston Martin, quienes finalizaron en P9 y P10 con Alonso y Stroll respectivamente. Parece ser que el Aston Martin que vimos a inicios de temporada se ha esfumado y se han quedado estancados en una guerra de actualizaciones que por ahora parece haber ganado McLaren, la gran rebelión del GP de Hungría 2023, pues se confirma que el auto funciona en circuitos opuestos como lo pueden ser Silverstoone y el Hungaroring,
Mercedes, en cambio, parece estar en un limbo, pues si bien “están ahí”, por decirlo de alguna manera, la cosa simplemente no termina de amarrar. En mi opinión, es probable que el foco ahora mismo sea el auto 2024, y que el equipo alemán haya decidido sacrificar ya por completo el campeonato de 2023, donde sin embargo continúan en segunda posición del campeonato de constructores, pues probablemente tienen a la pareja de pilotos más equilibrada ahora mismo, sin contar que el Russell de 2022 se ha ido diluyendo también, tomando poco a poco el papel de piloto coprotagonista, mientras que Hamilton queda reiteradamente delante de él, y hasta hizo la Pole el sábado. Sin embargo, por ahora la prensa y la opinión pública son benevolentes con George…
Y finalmente ni hablar de Ferrari, que siguen compitiendo contra sí mismos en lugar de contra los otros equipos, con errores y metidas de pata monumentales, priorizando y sobreprotegiendo, eso sí, a Charles Leclerc, a pesar de que el monegasco por su parte sigue cometiendo errores, sin consolidar esa imagen de piloto impoluto que tarde o temprano volverá a luchar un mundial, mientras que Carlos Sainz, un poco a la Checo Pérez, se ha topado con la pared del equipo, quienes le han negado la oportunidad de ir al frente y prácticamente le han tirado un undercut “amigo” con tal de pasar a Leclerc al frente.
Mención especial a Pato O’ward, en Indy, que hizo un fin de semana espectacular en Iowa luchando con un auto que definitivamente no está a su altura.