Hoy tenemos en lujo de compartirles una colaboración muy especial. Se trata de un grupo de poemas seleccionados del libro Apotropaico (Mantícora, 2022) de Adriano Valarezo.
El autor nace en Quito en 1976. Es librero con 15 años de experiencia. Ha trabajado en librerías de Quito (Mr. Books, Libri Mundi y La Española) y en Buenos Aires (Losada y Hernández). Ha sido moderador de clubes de lectura. Lideró el Proyecto BiblioRecreo del 2012 al 2015 que obtuvo un reconocimiento a nivel internacional (en 2015, obtuvieron el Premio Oro de parte de International Council of Shopping Centers). Ha publicado además los libros: Sombrilla lunar, Raspacara y otros matapiojos, Rodión, Te quito, Manteca y Diez a la menos nueve. En la actualidad es coordinador de Mantícora Editorial Independiente en cuyo catalogo 2023 se incluyen los libros de Pablo Flores y del músico Guido Salazar. En el 2023 obtuvo el premio del IFCI del Ministerio de Cultura del Ecuador con el proyecto Micronautas con su obra La fuerza del adversario. Se declara lector compulsivo.
Sobre estos poemas ha escrito, especialmente para esta revista, el prestigioso poeta mexicano radicado en el estado de San Luís Potosí, México, Norberto de la Torre: “Dice David Huerta que un poema es conversar. El poema es un intento de organizar la realidad de otra manera, de crear otras realidades, de buscar escapes, puertas, de resistir en fin a la crudeza de los días. Así, Adriano Valarezo conversa, transforma su mundo con el cincel de su palabra: describe las escamas de una lágrima que baila sobre la punta de una tarde. El mundo es tan duro y cruel que hasta Dios derrama lágrimas al contemplar su propia obra. Quirón el sabio centauro siente bajo la lengua el peso de su muerte, la palabra. Sí, la realidad se rompe como el cristal. Adriano es ese personaje, atacado por serpientes, que grita sus verdades más oscuras desde su propio desierto, el que pone un fantasma y una cucaracha junto a una columna de monedas. Lean los poemas de Adriano, ingresarán a un laberinto donde la realidad se trenza, se teje con las palabras para mostrarnos el vientre putrefacto de un cadáver que se niega a morir.”
Esperamos disfruten esta entrega especial tanto como nosotros.
DISTANCIA
Acaricias las escamas de una lágrima
Lames en la grieta olorosa del destino
Tu porción de levedad
Se agota
Bailas en la punta de la tarde
La tarde que es la muerte del día
El arrebol es su sangre
Que se extiende en el cielo
Y juntas las manos
Las elevas en plegaria
En la danza breve que es la vida
Y amanece y anochece
Sin que podamos conocer
Más que la carrera
De una lágrima viva
O el turno de las luciérnagas
En el cuadro de la noche.
La lágrima es una escama en el ojo
Diminuto de Dios
Riéndose cuando te mira
Tembloroso, asustado
Convencido de ser el dueño
Del paso que recorre
El camino
Y el camino es un sueño
Que no tiene arriba ni abajo
Igual que las letras atravesadas
De tu antiguo nombre
El nombre del insecto
En el momento que despliega
Al hombre
Y vuela.
QUIRÓN
Sin contentarme con otros ruidos
Me levanto del polvo
Amarrado a la estaca
A surcar la tierra
De los muertos
Con la mano levantada
Ácimo el corazón
De las palabras
Agito el agua que cae
Mojando a las bestias
Deformes
De la vida
El antojo que busca al deseo
Se escurre de la boca
Y llega al ombligo
Que es otra forma de decir mundo
Otra forma de decir ruido
La palabra:
Sentir bajo la lengua
El peso de la muerte.
EL CINTURÓN DE HERODES
El hombre que camina
Hace dos mil años
Mirando hacia atrás
Remoja el pasado
Con su lengua espinosa
Se aproxima terco
Pregunta señalándote
¿Cuánto cuesta el perro?
El hombre que camina
Hace dos mil años
Mirando hacia atrás
Escucha
Al perro ladrar
El cielo se derrumba
La habilidad de los hombres
Ha derretido las nubes
Han vendido a sus madres
Han vendido a sus hermanas
Han vendido a sus hijas
Empujando ingentes cantidades de barro
Desde el centro de la casa
Donde se enfría el espíritu¡
Este perro está enfermo!
Grita enfurecido
El hombre que camina
Hace dos mil años
Mirando hacia atrás
Y tú gruñes y te lamentas
Arrojándote a sus pies
Y ágil
Lames sus dedos
Con la lengua extendida
Y húmeda
El huésped sempiterno
Te observa en el vaivén
De tu penoso esfuerzo
El hombre que camina
Hace dos mil años
Mirando hacia atrás
Se cansa
Y te patea
Las costillas
Y luego con ese movimiento
Propio del humo
Se acerca a la ventana
Y pregunta
¿Quién demonios ha roto el cristal?
RAMÓN
Hijo amado, adorado
Eco de mi canto
Música eterna de mis muertos
Risa y llanto de mi espíritu
Sin ti soy una cabeza sin corona
Que rueda por el suelo
Sin tu sonrisa soy una espada rota
En mitad de la guerra
Sin tus palabras aún incomprensibles
Soy Laocoonte gritando la verdad desde la arena
Tú y yo, el vuelo del pensamiento
Tu victoria es mi necesidad
Tu alegría mi urgencia Ramón, hijo mío
Te llamé aun antes de tu primer latido en el tiempo
Y me escuchaste y acudiste
Y ahora, todo cuanto vas dejando
Pronuncia mi nombre.
TRIPLE HAIKÚ INVEROSÍSIL
Política nacional
Pésame infinito
Tufo de ratones.
Quita quita
Careca
Quita.
Apelación de blatodeos
Fantasma duerme
Al pie de una mata de billetes.