Leche espesa y gozosa brotando de manantiales presentidos
eres tú, afecto natural y blanquecino,
lactancia prolongada por mero deleite.

Leche tu saliva difundiéndose tan pronto en la mía
en ondas de perfección indecible.
Palomas de leche tus manos, tus maneras.

Bebo en mi sed una delicia regalada.

Y es como si de repente me fueras dado entero
en una expulsión espasmódica, briosa,
como un potro que escupiera retando al viento.