Oblación de carne. Mis filamentos se tensan
como arco queriendo disparar la flecha lo más lejos posible.
Vienes, te acercas, me hueles, lames,
inundas el cuenco de mi oreja…
Capricho soy, nacido con el día,
sobre paños íntimos que inundan la habitación
de fragancias nunca más prohibidas.

En el arca de tus manos juntas, soy
la plasticidad del barro.
Me modelas a tu gusto y necesidad:
una forma contiene a la otra.
Hervor de la docilidad,
dejo mis límites para integrarme a ti,
adherirme con nervios y ligaduras espontáneas.

Oblación de carne y de semen.
Dejo que todos los hombres me habiten,
reconozcan mi profundidad,
me acomoden a su deseo…

Y escurran las veces requeridas
sobre mi cuerpo de fiesta.