Es como abrir los ojos de las alas recién desplegadas,
donde algo en lo alto dibujó la cara de la muerte (ver mariposa),
para darte cuenta que el espacio es demasiado angosto para intentar el vuelo,
que estás contenido en un frasco circular en el que se enrarece el aire,
donde no hay rincones para llorar, donde todo es un andar en círculos
mirándose los pies, hasta enloquecer.

Juventud es la incomprensión que sufres bajo el árbol sin compañero.
Allá, a lo lejos.