Demonio minúsculo, casa alada de virus, en calidad de nube produce el delirio masivo, la convulsión que arrasa la vida de los hermanos.

Extendido por casi cada rincón de la geografía, sus patas son estandarte del dolor de huesos que dura hasta la muerte.

Hace patíbulo del verano. Zumbador incansable, cuando viene de su mundo de pesadilla directo a nuestro sueño, aniquila la dicha, perturba la paz, hostiga la salud, instala un pequeño averno en nuestro hogar.

Hace de nuestra casa ya morada de la enfermedad, ya hospital terminal.