Alguna vez tuve esto, tal vez en un sueño.
Y estuve así vinculado a la misma percepción,
a las mismas correspondencias e iguales asociaciones.
O no lo tuve. Lo pareció por lo rutinario de la vida
o por lo intrincado de la mente
y su inquietante sistema fotográfico.
O por nuestra hambre desmedida de un más allá.
Fue el mismo instante frágil
que se quiebra al pensarlo en su mínimo valor. O no lo fue.
Da igual.
En verdad siempre es así:
la sensación llega y rápida se va.
Y no hay mucho de qué hablar.