Crónicas de la melalcoholía es un libro de poemas en prosa y en verso del michoacano Malex Castillo (nombre artístico de Manuel Alejandro Castillo Flores, el cual ya está en su segunda edición, que apareció hace apenas unos días. El libro cuenta con una portada de Alicia Lutwidge y un prólogo de Ángel Eduardo Serrato. Esta nueva edición del libro fue presentada dentro del festival “Seguimos en pandemia” de la Cresta MX (un proyecto de difusión artística del cual Malex es organizador la semana pasada. Malex es Licenciado en Ciencias de la Educación y actualmente estudia Psicología. Ha sido profesor en diversos niveles de estudio.
El libro está dedicado a las personas rotas que aún tienen la esperanza de que algo bueno llegue a su vida, tras noches de llanto y días de cansancio. Para aquellos que se sienten solos entre la gente y olvidados del mundo. Este libro busca ser una compañía para estas personas con la promesa de que no todo está perdido y de que “Existir no es tan malo después de todo”. Se trata de un conjunto de textos que vierten una interioridad sensible en torno a los temas del amor, la vida, el miedo, entre otros temas clásicos de la poesía.
El libro está divido en cuatro apartados. En el primero, “Es amor”, Malex desarrolla diversas formas de amar, a través de la entrega, el erotismo, la complicidad, la devoción: “Alegras tanto el rojo de este corazón que baila contento al saberse tuyo y al saber que tú eres mía”. Su idea del amor destila sinceridad, honestidad, en versos sencillos que buscan ser sentidos por una comunidad grande de lectores. Su estrategia es apelar al corazón, hurgar en los recuerdos en las experiencias y recuerdos del lector para conmoverlo y producir la identificación. Los textos a veces son monólogos, cartas, simulaciones de confesiones, estampas afectivas o incluso pequeños poemas en forma de canción como el siguiente, el cual en pocas palabras articula una visión dramática pero muy humana del amor:
BELLA CHICA
Bella chica de mirada cansada.
De anhelos cortos
y cabello loco.
Sueñas tanto
y esperas tan poco.
En “Soy y fui” Malex interpela al niño que fue, que de algún modo permanece en el adulto que es ahora. En él parece buscar una reconciliación consigo mismo, con las sombras de su vida sin las cuales la belleza de la luz y su capacidad de salvación no serían posibles. La nostalgia, pero sobre todo la melancolía (el alcohol es a veces una relación complementaria), es una constante que anega las páginas y en la cual a veces parece ahogarse el autor. Y es que a todo adulto, alguna vez, nos invade la soledad, la desesperación, la soledad y la ansiedad, que en uno de sus poemas Malex declara su novia. En este apartado, Malex se debate entre los contrarios: “Amor y odio hacia mí mismo, amor por querer sentirme superior, por intentar hacerme creer que puedo ser algo muy grande y odio porque soy yo mismo quien borra esas ideas de la pizarra.”
En “Fue amor” Malex evoca otros amores, pero en este caso, en primer lugar el amor propio, luego amores que fueron, pudieron ser o serán. ¿Quién sabe? Las representaciones de las relaciones de Malex con sus mujeres de letra, de imaginación acaso, son múltiples. Pero en todas se percibe un ansia, una necesidad de amar plenamente, con correspondencia y sin dolor. ¿No acaso todos llegamos a desear lo mismo? De nuevo la melancolía. Y los finales de los textos de Malex muchas veces nos deparan sorpresas, volteretas al discurso en los que el autor practica sus dotes de escritor. Por ejemplo, en el poema “La madrugada se volvió mi día”: “No entiendo cómo la gente sigue dormida cuando la madrugada es mi horario laboral y pensarte siempre es mi pendiente más grande”, una apelación directa a todos nosotros los insomnes que tenemos ritmos extraños de apropiarnos de la vida. Y la ausencia también se siente muy inapelable: “Mis labios se agrietan por la ausencia de los tuyos, mi garganta irritada de gritar tu nombre. Mis oídos en huelga por no escucharte.” Y el enamoramiento tiene modos, formas, disfraces, realizaciones, gestos y palabras que son contradictorias, porque todo humano lo es.
En “¿Quién soy”, Malex se enfrenta a la imagen de sí mismo y así reflexiona sobre la misma vida, su curso, su necesidad de amar, sus cobardías. El poemario termina con un “Adiós” a una presencia fantasmática, pero ese adiós es también una despedida al lector. Y al final Malex agradece de todo corazón a sus lectores, a los cuales considera amigos, y a quien recuerda que siempre, mientras vivamos pasaremos por “capítulos de amor y Crónicas de la melalcoholía.” Un libro que anda en busca, paciente, tierna, amorosa, desesperada de su lector ideal. Pueden comprarlo en las redes sociales de Malex Castillo.