¿Quién no conoce a Frida Kahlo? Pintora mexicana que vivió en la Casa Azul en Coyoacán, que dio vida en el lienzo a las dos Fridas y la columna rota, entre otras obras que reflejan parte de su vida. Aquella mujer de cejas tupidas que conquistó el corazón de Diego Rivera y sin querer también el de miles de personas.
Muchos conocen a esa Frida, pero en realidad pocos conocen a Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, la mujer que enfrentó diferentes retos, sobre todo de salud, pero maravillosa y congruente, familiar y alegre, fuerte e independiente.
Mara Romeo Kahlo, sobrina nieta de Frida Kahlo, la describe así y cuenta además que Frida era una mujer muy cariñosa, que a la vez necesitaba mucho cariño.
“Frida tocaba la guitarra, lloraba, pero se reinventaba todos los días. Era glotona y garnachera. Le encantaban los sopes, las quesadillas, el elote, el mole, el chocolate y las conchas. Adoraba las pacholas, una especie de carne molida que se hace en el metate. Disfrutaba la comida mexicana y sobre todo oaxaqueña, ya que la mamá de Frida era de allá. También el hielo pozole, y el pay idiota, así le decían porque era un pay muy sencillo de hacer y cada que caían las visitas, decían ‘órale idiota, hay que hacer un pay’”, cuenta Romeo Kahlo.
La tía Frida, como le dicen, siempre contó con el apoyo de su familia. “Frida es quien es por todo el apoyo familiar que tuvo”.
Mara de Anda Romeo, sobrina bisnieta de Frida Kahlo, narra que Isolda Pinedo, su abuela, vivió con Frida, a raíz que la abuela Cristina se separó de su esposo. En aquel entonces las parejas no se divorciaban, sin embargo, Frida abrió las puertas de la ahora llamada Casa Azul para recibir a su hermana. De hecho, cuando la tía Frida iba a las operaciones, quien la acompañaba era la abuela Cristina, no Diego.
“En ese tiempo la Casa Azul, no era azul. La propiedad era de Guillermo Kahlo, que era el fotógrafo de Porfirio Díaz. Años después él la pintó de azul porque decía que este color alejaba a los malos espíritus”, cuenta.
De acuerdo con ellas, actualmente tienen una correspondencia familiar increíble, literal funcionaba muy bien el correo de México y los miembros de la familia Kahlo se enviaban cartas un día sí, y el otro también. Conversaciones completas, e intercambio de correspondencia interminable, cuan si fuera el chat de hoy en los dispositivos móviles.
Frida fue una mujer muy querida y apoyada por toda la familia; sus tres amores, como decía, fueron México, Diego y su familia.
“Mi abuela Isolda fue su adoración porque no pudo tener hijos. Cuando nació mi mamá, Frida le escribió una carta muy linda a mi abuela, diciéndole que le dio la bendición más hermosa y grande del mundo, pues prácticamente la hizo abuela, dado que Frida cuidó de Isolda, hija de Cristina, su hermana”, comenta Mara de Anda Romeo.
Para Mara Romeo Kahlo es un orgullo pertenecer a la familia Kahlo, pero también es una responsabilidad muy grande conservar el legado y transmitirlo. Que conozcan a esa mujer fuerte, adelantada a su época, ese tipo de mujer que vemos ahora. “Lo más importante para nosotras es cuidar el legado”.
Hoy día, la familia Kahlo tiene varias licencias de Frida Kahlo. Sobre el mercado informal, aseguran que es difícil lidiar con él. La mayoría de la gente que lo hace es porque cree que Frida es de dominio público y la realidad es que no, que sí está registrada la marca, y la tiene la familia.
“Cuando no nos hacen caso sí hemos acudido a las autoridades correspondientes, y dejamos que ellos hagan su trabajo, es difícil reconocer que las autoridades sí funcionan en México, pero a nosotros sí nos han ayudado”, dijo Mara de Anda Romeo.
Por ahora, Frida sigue viva en el corazón de mucha gente. “Cada pedacito de licencia es un recuerdo, y aporta la esencia de Frida. Queremos que la gente se lleve eso y que la conozca no sólo como la pintora sino como la tía Frida, la mujer amigable y amorosa que era”, concluye Romeo Kahlo.