A veces se me quiebra la vida entre las manos.
Y me arrodillo o me sostengo en pie
y es lo mismo…
¡Lo mismo es!

Y cuando empiezo a flotar sobre la alcoba
busco en los rincones el cuerpo mutilado,
pero aún no hay sangre en las paredes
ni sesos explotados con pólvora.
Y regreso en una angustia sin respiros.
Y es lo mismo también…
¡Otra vez!

Si me busco en los cajones como se busca un retrato opaco,
papel para una nota suicida, una moneda sin valor,
la cinta para unir el perdón y el adiós,
es sólo por tener algo que hacer.

A veces se me rompe el mundo en un abrir de ojos.
Sin acertar a unir cada pieza intangible,
a mis pies se derrama el reto.

Imposible este rompecabezas de hoy y ¿mañana?,
donde cada vena de vidrio,
cada cabello caído frente al espejo,
se mueven como vivos, sin encontrar lugar.