Jorge Eduardo Ayala Tello es el nombre detrás de pseudónimo Troglodita, el cual usa para remitir a su intención de retratar su realidad de manera primitiva, mediante una obra que se ubica entre lo cotidiano “y la re-contextualización de los símbolos que la constituyen”. Su interés en el arte se dio desde pequeño, siendo siempre una persona muy sensible en diversos sentidos, gustando mucho de los juegos de carácter plástico. Fue la lectura su primer gran acercamiento con el arte, sobre todo a través de la poesía. De igual modo disfrutaba hacer garabatos en sus cuadernos: de esta forma surgió en él una espontánea combinación de gráfica y lírica. “Pasó todavía más tiempo y yo me limitaba escribir y escribir, hasta que un día un familiar me regaló un cuaderno en blanco y un par de estilógrafos; fue aquí que me dio por empezar a dibujar más que escribir, pero lo importante aquí es que empecé a recopilar todos mis dibujos, ya no sólo eran papeles sueltos que terminaban hechos bolas cuando me frustraba, sino que ahora parecía gustarme comparar mis primeros dibujos en el cuaderno con los más recientes. Fue aquí cuando empezó a gustarme el formato del libro y siempre que salía llevaba mi libro conmigo; esto me abrió campo a mezclar las dos disciplinas artísticas que tanto me gustan: lo visual y lo narrativo”, relata el artista.

De niño y adolescente tomó distintos talleres de pintura y dibujo, para luego optar por estudiar Artes Visuales para la Expresión Plástica en el Centro Universitario de la Costa, campus vallartense de la Universidad de Guadalajara.  El primer proyecto al que fue invitado, fue a una lectura de poesía en la Biblioteca Los Mangos, llamado “Tigrillos”, donde conoció y convivió con otros escritores que después se juntaron con él para desarrollar y gestar nuevos proyectos como Casabierta, una propuesta del Instituto Vallartense de Cultura, en el cual formó parte del equipo voluntario para el montaje de obra y museografía, y donde también pudo exponer una obra. También gestionó el espacio para realizar dos proyectos en colectivo: “Festín de Cuervos”, una lectura de poesía acompasada por un saxofón y “Desaparecer”, una instalación artística que busco retratar “la inconformidad de nosotros como adolescentes frente a la inexistente cifra exacta de desaparecidos en todo México.”

Conforme fue nutriéndose de experiencias, experimentó en otros campos disciplinarios como la fotografía, el diseño, el performance, el grafiti, la instalación, la ilustración tradicional y digital, el arte objeto y la escultura. Además de dar diversos talleres para ayudar a la formación de artistas y público, de plástica y fanzine. Ha participado en los festivales Letras en la mar, Letras saladas, Festival de Letras los Mangos, Letras junto al Río (organizado por el Centro Cultural Vallartense; y ha expuesto performance en Bazar Arte Etéreo.

En este reportaje mostramos un registro fotográfico de algunos de sus proyectos, explicados por él mismo. Además, tenemos una entrevista con él para conocerlo mejor.

¿A qué edad empezaste escribiendo versos y cómo eran estos versos iniciales?
Empecé a escribir cuentos a los 15 años, más temprano que tarde empecé a tirar versos de enamorado; curiosamente a esa edad no sabía nada del amor aunque siempre lo utilice como musa. Mis versos eran melosos y con rimas sencillas, a veces lo leo entre risas y nostalgia.

¿Puedes contarnos de tu proyecto editorial?
Ediciones Malafama es un proyecto que empieza a cuajar entre los diálogos que tengo con mis contemporáneos, siempre estamos quejándonos de que hacen falta espacios para hacer notar la existencia de una escena vallartenese, tanto poética como plástica; y yo, envuelto en ambas, empecé con ediciones como Arrójame al fuego (aunque en ese momento la editorial se llamaba Naufragarte), ahora trabajo junto a otros poetas locales para tirar unos cuantos libros.

¿Cómo es la historia de Arrójame al fuego?
Me harté de esperar un dedo santo que me señale y me diga “te voy a publicar”, entonces decidí armar mi propio libro. Empezó como un plaquette, hoja bond y portada hecha a mano; sin embargo mi chica Amarillo y yo decidimos embarcarnos y hacer un trabajo más elaborado, esta vez diseñando un zine de papel couché con fotografía y textos de nuestra autoría, bajo el mismo nombre, algo así como una segunda edición.

¿Cómo te relacionas con las diferentes artes que practicas (fotografía, ilustración, pintura, escultura, gráfica)?
Siempre he sido muy inquieto, y aunque esto haya podido ser contraproducente hasta cierto punto, me di cuenta que dentro de la plástica es una virtud el poder experimentar con los diferentes medios; esto me ha ayudado a conocer más de los materiales y los soportes que más me interesan y a su vez manipularlos para lograr nuevos diálogos entre una y otra disciplina.

¿Cómo es tu forma de intervención callejera?
El graffiti surgió en mí como una dulce travesura, aunque me he dado cuenta que se ha vuelto a su vez una necesidad de plasmar en la calle un mensaje o una imagen de lo que me consuela y lo que me aqueja. El graffiti a su vez es una forma de probar mi existencia, ante el transeúnte o el conductor que distraído se pierde en los colores del aerosol; la rapidez con la que se debe lograr una obra callejera, la emoción al ver de izquierda a derecha que no haya algún policía que te pueda detener. Sin embargo, me di cuenta que si uno llega con pintura y pinceles, pintando con la tranquilidad del que tiene permiso de pintar en susodicho lugar, le da cierta impunidad; te dejan de tratar como “vándalo” y te ven como “artista”, esto último solo me da risa mientras me aprovecho del “bug”. Cabe aclarar que yo sólo tiro rayas donde creo es un espacio público y nunca la fachada de una casa o un negocio, no busco perjudicar a nadie, sólo transmitir un mensaje en mi ciudad.

¿Cómo ha sido tu experiencia dando talleres y de qué han sido?
He dado talleres de creación en los que busco que los asistentes experimenten con los formatos y las técnicas sin ningún miedo de cometer un error. Aunque creo que la técnica es una parte importante en la creación artística, pienso que para ayudar a las personas a acercarse a esta misma es principalmente a través de la explosión de creatividad. Cuando uno cree que está cometiendo errores se detiene y se repiensa lo que hace, pero cuando uno siente que todo lo que haga no importa si está derecho o chueco se disfruta más el proceso, ergo, el resultado.

¿Cuáles fueron los cursos dibujo que tomaste y con qué maestros o instituciones?
De pequeño tome cursos con una maestra del Cuale que daba pintura para niños, era tan pequeño que no recuerdo el nombre de la maestra. Después de eso toda mi formación fue autodidacta y más bien como un pasatiempo; dibujaba en mis cuadernos de escuela y mis profes me bajaban calificación por no tener mis apuntes limpios. Después un profe de historia de la preparatoria Arkos, Sergio Moncada, vio esos dibujos y me invitó a su taller de pintura en el Cuale, gracias a esto decidí meterme de lleno y empecé con la carrera de Artes Visuales.


¿Qué significa para ti la poesía?
La poesía es esa lucha interna entre lo que digo y lo que callo, es un juego de formas y símbolos que maquillan una realidad difícil de enfrentar, un duelo o una tristeza. Porque mi papá me dijo que los hombres no lloran, encontré otras formas de dejar salir tanto sentimiento que me inundaba. Sin embargo, cada día que me acerco a mi cuaderno para escribir un poema me voy alejando de cualquier verdad.

¿Quiénes son tus poetas favoritos?
Cuando estoy triste busco a Baudelaire, Cuando quiero sentirme mejor leo a Bukowski, Cuando me estoy sintiendo grande busco a mi tocayo Juan Jorge Ayala para que me tumbe del pedestal Y cuando me empiezo a volver loco leo a Pessoa

¿Cómo fue tu experiencia en tu paso por la licenciatura en Artes Visuales?
Al principio fue muy grato, conocí muchas interesantes que me llenaron de nuevas ideas y de nuevas formas de dialogar, pero a su vez me fui alejando cada vez más de lo que significa la licenciatura. Este último mes me di cuenta que ser un académico no es lo que busco ni pretendo.

¿Cómo es tu relación con los fanzines?
No hay nada que disfrute más que hacer uno nuevo. Una cosa es crear imágenes y textos, pero el tenerlos ya hechos para deconstruir los y formar nuevas cosas es como ver una ventana que cambia cada vez que abres y cierras la cortina

¿Cómo visualizas el arte joven de Puerto Vallarta?
Hay mucho talento, pero también hay mucho ego. Vallarta sigue sufriendo porque se crean falsos ídolos y estándares a los que llegar en el que el arte no entra.

¿Cómo suelen ser tus procesos creativos?
Alguna vez me forzaba a crear, sentía una frustración cuando pasaba mucho tiempo sin hacer nada; ahora los bloqueos no me afectan tanto como antes, al contrario, aprovecho esos tiempo para hacer otras cosas y seguir con la vida, sin forzarme a qué nada salga, entonces creo cuando realmente tengo algo que crear.

¿Qué importancia das a la intuición, a la técnica y a la experimentación en tus trabajos?
Creo que debe haber un equilibrio entre las tres partes, pero este equilibrio es muy personal. Para mí la intuición es lo primordial, como dije antes así funciona mi proceso creativo, después me dejo llevar por la experimentación pero siempre sin descuidar la técnica.

“Ese laberinto que llamo hogar”, arte digital
“Selfie”, intervención de la pintura “El beso robado” (1788)
“Una caa de zapatos llena”, prodia de la obra “Una caja de zapatos vacía” (1993), ready made de Gabriel ORozco .
“Alegoría de la flojera”, intervención de la pintura “Alegoría de la pintura” (1765)
“Pleonasmos”, serie fotográfica en la que el autor busca hacer frente a los estereotipos machistas sobre lo que un hombre y o una mujer deben hacer, trasgrediendo los roles de género.

“Patas saladas”, fanzine que el autor creó en sus inicios como artista para dar voz a otros jóvenes que como él buscaban espacios de expresión.
“Work in progress”, serie de autoretratos en los que el artista busca reflejar su proceso deconstructivo, viéndose a sí mismo como una obra en proceso.
El artista trabajando