Luego de haber recibido más de 150 historias, y de revisar a detalle cada una de ellas, el equipo editorial de Insolente Revista y de Clan Marketing anuncia que la persona ganadora es nada menos que:
Nayeli González
Los criterios que se tomaron en cuenta fueron la dosis de creatividad, la extensión del texto, la ortografía y puntuación, y por supuesto el contenido.
Te invitamos a que leas esta historia. En ella, la autora más que hablar de una banda en específico o de la falta de dinero para comprar las entradas, describe la esencia del Vive Latino, y a su manera cuenta por qué este festival es un evento importante e imperdible.
Porqué ir al Vive Latino
La respuesta es muy sencilla. El Vive no es sólo un concierto masivo, este festival va mucho más allá. Para todos los que amamos la música, es un ritual que involucra un sinfín de elementos.
El primero, la música. Cada año se reúnen grupos de renombre que tienen su propia historia y que al mismo tiempo forman parte de la vida de cada uno de los que hemos asistido religiosamente al Vive.
La música nos mueve, nos une, no importa si vas a vibrar con alguna banda de reggae, si vas sólo por entrarle al slam, a sudar la máscara de luchador mientras bailas surf, lo que quieres es entrar a esa otra dimensión que te ofrece cada nota musical emanada de los instrumentos musicales de cada banda. Otra dimensión donde la música, la actitud, las llamadas tribus urbanas, la comida, la bebida; el sol abrasante, el calor sofocante, la lluvia, el frío; los amigos, los desconocidos que se convierten en tus amigos, el amor de tu vida, tus hermanos. Todos nos convertimos en una comunidad.
En segundo lugar, este festival nos hace a todos hermanos; al dar los primeros pasos hacia los escenarios, se estrechan lazos de amor entre parejas, los amigos se unen aún más, pero también hay corazones rotos, son los más intensos y los reconoces de inmediato porque corean desde lo más profundo esa rola que le recuerda a su otra mitad.
Es muy extraño pero de verdad te vuelves uno con todos, somos miles de almas que al unirse, nos transformamos en el monstruo de los mil corazones, de las mil voces, de los mil colores al que cada banda alimenta ofrendando sus canciones.
El alcohol es el eje cohesionador, sirve como purificador y todos somos partícipes. No importa si es cerveza o mezcal, el objetivo es comulgar, volvernos uno con el otro, uno con el tiempo y el espacio que compartimos.
Esta fiesta musical también sirve de plataforma para grupos que apenas están fogueándose con el mundo del rock, sí, así como esos niños y jóvenes que viven por vez primera, la experiencia de ver, de escuchar de vibrar con sus ídolos sobre el mítico escenario Indio. Y qué orgullo ser parte de la historia de todos aquellos que van o que pisan por primera vez el suelo creador de mitos y leyendas musicales.
Los escenarios también son parte de esta fiesta. Con el paso del tiempo han ido evolucionando, como cada uno de nosotros. Hay grupos que han empezado en los escenarios pequeños y que hoy en día, son de los grandes que cierran en el escenario principal, el más grande, ese mismo donde se han presentado grandes de la música en español como Los Fabulosos Cadillacs, Lost Acapulco, Triciclo Circus Band, Babasónicos, Cultura Profética y Café Tacvba, sólo por mencionar algunos.
Las bandas en inglés también hacen acto de presencia. Aunque no a muchos les gusta que haya grupos que no compartan nuestra lengua. Considero importante que también estén presentes en el Vive. La música es universal, ¿por qué limitarla? Las expresiones culturales vienen en diferentes envases y todas son válidas.