Brasil un país lejano y del que conocemos poco: samba, futbol, olimpiadas, favelas y los escándalos políticos de Vilma Rousseff y Lula da Silva. Pero Brasil está de moda y sus escritores también. Aquí un breve acercamiento a tres de ellos:
Rubem Fonseca nació en Juiz de Fora en el estado de Minas Jerais en 1925, pero la mayor parte de su vida ha transcurrido en Río de Janeiro. Estudió Derecho y se especializó en Derecho penal, ejerció como abogado litigante antes de dedicarse por completo a la literatura, además fue comisario durante cuatro años en el 16ª distrito policial en Río de Janeiro. Muchas de sus experiencias de esa época han quedado plasmadas en sus libros. Ha escrito cuentos, novelas, crónicas, memorias y guiones de cine.
Algunos títulos de sus obras son:
Cuentos: Los prisioneros, Feliz año nuevo, Ella y otras mujeres, Historias cortas.
Novelas: El caso Morel, Agosto, Del fondo del mundo prostituto sólo amores guardé para mi puro
Crónica: La novela murió
Memorias: José
Y para que lo conozcas aquí un link:
www.cuentosinfin.com/category/rubem–fonseca/.
Clarice Lispector de origen judío es considerada una de las escritoras brasileñas más importantes del siglo XX. Su manejo del lenguaje, la forma de ver la vida y un instinto que la llevaba a ver más allá de lo común, la han hecho una escritora que trascendió su tiempo y se hace vigente cada día. Entre sus novelas encontramos: Agua viva, La hora de la estrella, Cerca del corazón salvaje, entre otras.
Para que te sumerjas en su personal forma de escribir un link de cuentos: http://www.academia.edu/5470420/140191297-Lispector-Clarice-Cuentos-reunidos-pdf
Finalmente una poeta: Marilda Confortin, nació en el estado de Paraná, Brasil en 1956. Analista de sistemas y escritora. Ha participado en diversas antologías y sus temas son sobre la cotidianeidad y la diversidad de la gente que conoce. Un pequeño poema para abrir boca:
Mar y amor
Sobre mar y amor, casi nada sé.
Sólo sé lo que dicen los poetas:
Que la luna los afecta, alucina.
Que su olor contamina, apetece.
Que la calmaría esconde misterios
en la poesía.
Que el ritmo de las olas
yendo y viniendo,
enloquece,
rompe rocas,
atormenta.
Hay tormenta.
Sé que el sabor de la sal
aumenta la sed
y que ambos son inmensos,
y ciegos.
Sobre mar y amor,
casi nada sé.
Ni siquiera sé nadar.
Autor: Queta Simental