Alicia González Castro es una joven escritora nacida y radicada en Tijuana. Es licenciada en Comunicación por la Universidad Autónoma de Baja California. En 2010 publicó su primer poemario, Inventario de ilusiones con el sello editorial Existir. En 2013 publicó Random. Poemas para leerse en desorden con la editorial Cantarsis. Ha publicado en las revistas TijuaNeo, Existir, Acequias, Frontera Esquina, Zarabanda, Literariedad, Negra tinta, Monolito y Tijuana Poética, entre otras. Ha publicado en las antologías Somos poetas ¿¡y que?! de Honda Nómada Ediciones, San Diego Poetry Annual 2011, 2012, 2013, y 1,2,3 por todos mis amigos y Migraciones de Arte Buhonero Ediciones. Ha sido colaboradora de los medios Sin Embargo, El sol de Tijuana, Fin de semana, El mexicano, Cultura Colectiva y Amarcafé.

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Alicia ha combinado su carrera de comunicadora con la literaria, realizando colaboraciones periodísticas en forma de ensayo, crónica urbana y poesía. Del mismo modo, da cursos de materias afines en la educación media superior, en los que guía a sus alumnos en la apreciación literaria y los prepara para generar un sentido crítico de los textos.

Como escritora tiene un proceso creativo muy intuitivo. Comenta que por lo general las ideas o los versos le vienen de repente y ella se propone entonces escuchar su mente para darle forma literaria a esos arrebatos, narrar historias a partir de ellos. Pero del mismo modo, gusta escribir sobre circunstancias cotidianas que observa en la calle y en su medio para retratar con palabras lo que ve, registrando lo cotidiano y tratando de darle una mirada extraordinaria. Alude a un concepto de la escritora Rosario Curiel con el cual se identifica: “escrivivir”, como una especie de poética y estética sobre la cual desarrolla pautas para relacionar su vida con su escritura.

Afincada en Tijuana, una ciudad con una pujante actividad literaria, la escritora nos cuenta cómo es el medio literario allá. Explica que la escritura en esa zona fronteriza rebasa temáticas y va más allá del tema de la migración: la mezcla de culturas influye en los escritores y les brinda la oportunidad de explotar sus potenciales.  Hay muchos autores, tan así que algunos critican que sobran; sin embargo, lo cierto es que muchos de ellos, a consideración de la escritora, son voces valiosas que se han dedicado en muchos casos a compartir su conocimiento con sectores como los universitarios, los jóvenes en prisión o los niños de escuelas rurales. Actualmente han más opciones de talleres literarios en los cuales ejercer y desarrollar el oficio, tanto institucionalmente, como de manera independiente, siendo dos de los más importantes el Centro Cultural Tijuana y El grafógrafo, en los cuales escritores de fuera guían a los locales. Sin embargo, al generarse grupos cerrados, se ha propiciado el favoritismo institucional, a veces minimizando los esfuerzos independientes de promoción al texto, en especial en los eventos más esperados del año para la comunidad literaria. “Lo curioso que es que varios autores provienen de otros estados de la república, pero han adoptado a la ciudad como su segundo hogar en el cual se permiten escribir más de un género y están por debutar en otro. Algunos escritores han destacado a nivel nacional e internacional”, abunda Alicia. En el terreno de las editoriales independientes, éstas van y vienen, logrando solo algunas cuantas mantenerse con recursos propios, esfuerzo admirable. Algunos escritores, por otra parte, también se dedican a las artes visuales o a la promoción cultural.

Alicia se hace llamar “Taciturna feliz” en sus redes sociales. Ella cuenta que cerca de los veinte años descubrió la palabra “taciturna” por la canción “Cruz de navajas” de Mecano. Al conocer su significado, se identificó con ella y la adoptó para sí misma. Sin embargo, además de la melancolía reconoce en sí misma un disfrute por las cosas simples de la vida. De allí, formó ese mote que también da nombre a su blog personal: lalibretadelataciturnafeliz.wordpress.com, en el que sube textos confesiones y ejercicios anecdóticos como manera de compartir su día con sus lectores, ficcionalizando su realidad.

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A sus treinta años, ella ha encontrado más concentración en su vida para dedicarse a lo que más le place: la escritura. Escribe con más frecuencia y es capaz de desarrollar un estilo más simple que considera favorable. Su escritura es para ella “una especie de salvavidas, al mismo tiempo que una invitación al lector por lo más profundo de su mente, tal como lo quiere Roberto Martínez Guzmán.

Actualmente, ella sigue trabajando en sus crónicas, haciendo ensayo literario y revisando una novela que considera publicar. Dando clases. También trabaja en un proyecto de traducción de su último al inglés a cargo de Carlos Miranda. En fin: escriviviendo.