El Sistema de Transporte Colectivo Metro tiene más de 47 años de operación. Se ha enfrentado a enormes retos de ingeniería para mantenerse en correcto funcionamiento y brindar servicio a más de 5.5 millones de usuarios diarios, a través de las 12 líneas constituidas y sus 195 estaciones.

Es el sistema de transporte más importante de la ciudad y tiene más de 42.6 millones de kilómetros recorridos desde su creación, en 1969. Algunas de sus líneas más antiguas cuentan con unos 900 equipos de lógica de tracción, que dictan cuando el tren debe avanzar o detenerse y en qué dirección. Entre ellos suman 17 mil tarjetas electrónicas que requieren de una verificación periódica para el diagnóstico y corrección de fallas.

El mantenimiento de la infraestructura de trenes y andenes, algunos en operación desde la década de los 80s, es una de las áreas que representa el mayor reto para los equipos de ingeniería para adaptarse a los avances tecnológicos.

Es por ello que el gobierno busca tener alianzas estratégicas para cumplir con sus objetivos de modernización, principalmente, para conservar y reforzar la confiabilidad en el servicio y la seguridad de los pasajeros.

Una de ellas la hizo con el Centro de Ingeniería y Desarrollo Industrial (CIDESI). Ellos trabajaron con los ingenieros del metro para darle nueva vida a la infraestructura casi obsoleta. Mediante tecnología PXI de National Instruments, y el software LabVIEW y TestStand, se desarrolló un sistema de diagnóstico para los equipos de lógica de tracción.

Este tipo de tecnología permite configurar módulos, pruebas de auto-diagnóstico, generación de reportes, acceso a diagramas electrónicos y todo con una interfaz hombre-máquina amigable, intuitiva y que incrementa la productividad de los operadores.

Se espera que la tecnología se adapte a las necesidades de los equipos del metro, pero también de los usuarios, pues lo óptimo es que este medio de transporte de la Ciudad de México brinde un servicio seguro y confiable a los usuarios.

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