Algunos villanos históricos han logrado introducirse en la mente colectiva y ser usados como referentes atractivos, sumamente sexys, en algunas novelas rosas, películas u objetos de fantasías eróticas.
Los piratas fueron los dueños del mar y de las mercancías que robaban de los barcos que asaltaban, sin embargo, los corsarios fueron la otra cara de la moneda actuaban bajo el permiso concedido del gobierno, hacían lo mismo pero sólo con los enemigos del gobierno.
El corsario tenía el permiso concedido por el gobierno, en carta o patente, de sabotear el tráfico mercante de las naciones enemigas del gobierno en cuestión, podía hundir las naves, saquear o raptar.
La piratería es una práctica de saqueo organizado marítimo, probablemente tan antigua como la navegación misma. Consiste en que una embarcación privada o una estatal amotinada ataca a otra en aguas internacionales o en lugares no sometidos a la jurisdicción de ningún Estado, con el propósito de robar su carga, exigir rescate por los pasajeros, convertirlos en esclavos y muchas veces apoderarse de la nave misma. En algunas ocasiones los piratas trabajaban bajo permiso de algún gobierno, convirtiéndolos en corsarios, sin embargo, en algunas ocasiones la línea entre corsario y pirata se vuelve delgada y difusa.