El devorador de estrellas es una novela fantástica de Antonio Aguilar Ramírez (Salvatierra, Guanajuato; 1994, radicado desde hace 16 años en Celaya) recién presentada a la comunidad, si bien se venía publicitando desde varios meses atrás en redes sociales.
Este libro nace como un cuento de cinco páginas que envolvió a su autor y lo llenó de tal modo que decidió alargarlo hasta que éste ya tenía ciento setenta páginas en su totalidad. El autor confiesa que es el texto al cual más ha cuidado, procurando ser lo más riguroso. El libro nace en un momento el que el autor estaba pasando por una serie de decepciones en su vida. “En el momento que comencé a escribir El Devorador de estrellas yo estaba pasando por una racha de decepciones en mi vida. Había perdido el rumbo de mis metas y mis propósitos y me había tirado a la mediocridad. Cuando toqué fondo fue cuando en verdad miré todo a mí alrededor y lo vi mal, y traté de arreglarlo un poco escribiendo este libro. Fue desahogarme en un papel todo lo que pensaba del mundo en un tiempo de depresión”, confiesa el autor. Es decir, se volcó a la literatura como una forma de terapia para reconstruirse través de un nuevo sentido de su existencia, el de convertirse en un creador emergente de ficción.
El devorador de estrellas es una cadena de eventos que abarca la misma infinitud del universo, pero desciende hasta lo más efímero. La historia comienza cuando un monstruo de dimensiones planetarias, un lobo “despierta en una esquina de la galaxia con un hambre descomunal que solo se puede calmar tragando los sistemas solares que se va encontrando en su camino.” Cuando los habitantes de este planeta se percatan de la existencia de este ser ancestral, los pilares de la civilización se derrumban: caen los dogmas, la moral, la ciencia, la religión, las economías y el gobierno. Esto permite a la vez que la humanidad se revolucione en todas partes. Es así que aparece un grupo de jóvenes con tendencias autodestructivas que vive en medio de los vicios, y que tratará de disfrutar el viaje del planeta Tierra hasta la boca del lobo. En la inminencia del fin del mundo, ellos harán lo imposible por hacer todo lo que su rutina les impedía: valorar la vida, valorarse ellos mismos y cerrar los ciclos de su existencia. “El devorador de estrellas se sumerge en lo más crudo, ruin y visceral de nuestra sociedad actual. Alcohol, sexo, violencia y la indiferencia hacia la vida son algunos temas que se tocan en este libro. Sin embargo, también toca temas que son importantes para la construcción del ser humano: la amistad, la familia, el arte y el amor, que pueden llevar a nuestros personajes a salir del pantano de la muerte.”
Cabe destacar que el escritor Enrique Soriano Valencia, muy admirado por Antonio, apoyó este libro, dando importantes observaciones de trabajo al joven narrador. Finalmente prologó el libro y acompañó al autor en la presentación del libro el pasado sábado 26 de mayo en Teatrofilia, en Celaya, evento que contó con una abarrotada presencia de personas y se caracterizó por su amenidad, resultando divertido para quienes asistieron, y lográndose vender una importante cantidad de libros, cuyas ganancias, cabe destacar, serán donadas a la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer y a la Asociación Protectora de Animales de Salvatierra.
El plan para este libro es volver a presentarlo nuevamente, en otras dos diferentes sedes más, y llevarlo a Salvatierra, de donde Antonio es originario; y al mismo tiempo seguir difundiéndolo en medios de comunicación y redes sociales.
El joven escritor, que se define “con hambre de hacer algo grande por la literatura mexicana” opina que en Celaya existen muchos escritores y artistas valiosos, pero lamenta que se encuentren aislados los unos respecto a los otros. Por otro lado, opina que la sociedad en su generalidad se ha olvidado de su humanidad. “Nos aferramos al halago ficticio como es el dinero y las cosas materiales, cuando en verdad hay cosas más importantes y más grandes a las cuales voltear. El sistema político actual ha echado a perder la educación de calidad y el arte está casi totalmente olvidado: es lo que más duele de esta sociedad.” Como mensaje a los jóvenes, el autor quisiera darles en mensaje de que la vida es muy corta como para desperdiciarla tratando de agradar a los demás. Que hay medios para para vencer a la muerte. Uno de ellos es el arte.