Dialogué a la distancia con Santiago Robles, quien desde el año 2006 ha sido seleccionado y ha recibido premios, distinciones y menciones honoríficas en concursos y bienales de arte, diseño y cartel. Fue beneficiario del programa Jóvenes Creadores del Fonca y recibió el Premio Único en la categoría de Libro de artista, de la Primera Bienal Universitaria de Arte y Diseño de la UNAM.

            Su trabajo, relacionado con el arte y el entorno, así como con el arte colaborativo, ha sido presentado en países como Francia, Austria, Bélgica, España, Italia, Brasil, Irán, Colombia, Cuba, Estados Unidos de América y Corea del sur. Entre éstas últimas muestras podemos señalar como las más recientes Estas ruinas que ven (2022) junto con Rodrigo Ímaz; Visual Culture (2021); 1521, La conquista de México en el arte y los murales de San Ildefonso (2021) y Far but close (2021).

Ha publicado los libros Migración (2019), Códice Starbuckstlán (SARA, 2020) y Todos cocinamos, todas comemos. Proyectos de arte colaborativo en el espacio público de la Ciudad de México (2021). Su obra es promovida por Saisho Art (España), Arte LatAm (Nueva York) y Diderot Art (Argentina-México). 

Estos son sólo algunos datos, pues su currículum es muy extenso e imposible de abarcar en este espacio. Pueden conocer más del artista en las siguientes redes:

santiagorobles.info
Instagram: santiagorb

  1. ¿Cuándo y cómo surgió tu interés por el arte y cómo fueron tus inicios en éste?
    Desde niño dibujaba con mi papá y ese gusto lo mantuve a través de los años. Siempre le voy a agradecer por esas tardes que me dedicó en lugar de, por ejemplo, sentarme frente a la televisión y desentenderse. El registro más antiguo que conservo es una interpretación de un eclipse total de sol que se pudo observar desde México el 11 de julio de 1991, cuando yo tenía seis años.
    Más adelante, cuando estaba terminando la carrera, presenté mi primera exposición de pintura y al poco tiempo gané, junto con un amigo, un concurso de diseño para la imagen de un festival de cine internacional. Esto último fue una decepción porque modificaron sin previo aviso nuestra propuesta y así la publicaron en todos los medios de comunicación. Afortunadamente la experiencia me sirvió para alejarme de cualquier tentativa por incursionar en la publicidad y al mismo tiempo me dio más confianza para explorar mis intereses: las máscaras que son un legado del México prehispánico y que se utilizan para las danzas rituales; las piezas de barro negro del sureste de México que combinan la utilidad con una visión espiritual del mundo; los alebrijes, y, sobre todo, la pintura tradicional sobre papel amate, que me inspiró por su colorido, por la representación total de una geografía y porque muestra las relaciones culturales entre las personas y su entorno.
Autorretrato, 2021

2. ¿Cuál fue tu proyecto de titulación como maestro en Artes Visuales? ¿Puedes hablarnos de él?
Presentar el trabajo fue un reto burocrático porque se trata de una tesis de investigación y creación realizada en colectivo, algo que no se acostumbra a hacer y que muchos universitarios quizá consideren incorrecto. Mi postura fue y sigue siendo que, si los proyectos que se presentarían en dicho documento habían sido realizados de forma colectiva, su análisis no debía reducirse únicamente a mi perspectiva. Debido a que el objetivo era buscar la visión de la colectividad a través del arte, decidí actuar de forma congruente: mantuve la esencia de los proyectos por atender intereses comunes.

Esta tesis posteriormente se adaptó —con la ayuda de un equipo editorial con el que estoy muy agradecido— para publicarse como un libro accesible para distintos públicos; es decir, quitando toda la compleja carga académica y protocolaria. Se titula Todos cocinamos, todas comemos. Proyectos de arte colaborativo en el espacio público de la Ciudad de México (2021). La intención primordial de esta publicación es presentar ciertas genealogías que nos permitan acompañar una de las rutas de desarrollo del arte colaborativo en nuestro contexto. Esto se lleva a cabo a partir del análisis de dos proyectos que he impulsado: Seis comidas compartidas (2015) y Reparadora (2016).

En la obra se recogen, entre muchas otras visiones, las de Karina Ruiz, Balam Bartolomé, Alejandra Guerrero, César Cortés-Vega, María José Ramírez, Miguel Torres y Christian Gómez. Se puede conseguir en librerías, museos y centros culturales del país.

Todos cocinamos, todas comemos. Proyectos de arte colaborativo en el espacio público de la Ciudad de México, 2021

3. ¿Cómo concibes el libro de artista?
Los libros son de las cosas más maravillosas que la humanidad ha creado, pero no me gusta el dejo pretencioso del término libro de artista; prefiero utilizar el binomio libro-arte. Los concibo como creaciones que permiten preservar y socializar la memoria de los proyectos. Son plataformas portátiles y múltiples, a un mismo tiempo monumentales (por su capacidad de albergar contenidos, técnicas y dispositivos) e íntimas (dirigidas a lectores, a la creación de un espacio de diálogo y contemplación). Son simultáneamente escultura y arquitectura, instalación y galería, foro y testimonio del intercambio social de las iniciativas que acogen.

Algunos de estos libros o cuadernos contienen proyectos que tengo planteados, pero que no he tenido la oportunidad de realizar; por ejemplo, la Declaratoria de la intemperie, que consistiría en organizar reuniones en plazas públicas de la ciudad convocando a personas que dependen de la calle para vivir y para generar su sustento diario. Esta declaratoria, construida de forma colectiva, contendría necesidades, demandas, retos, experiencias, condiciones y responsabilidades civiles de los distintos grupos sociales participantes.

Bitácora para espacios públicos, 2019

4. ¿Cuáles consideras que son los retos del arte contemporáneo y cuáles sus principales problemáticas?
Estas preguntas ameritarían un seminario abierto, colectivo y permanente, en el que se incluyeran todas las voces. Considero que los principales problemas del arte corresponden en muchos sentidos a los que sufre la sociedad a la que se le impuso un sistema neoliberal: corrupción, arribismo, competencia desleal, indiferencia respecto al contexto y enunciación de discursos disfrazados.

Una parte importante del arte que se realiza en nuestro tiempo está llena de buenas intenciones en los títulos de las obras, en los procesos de trabajo o en los textos de sala, pero muchos artistas reducen las luchas sociales y ambientales a los cubos blancos, a las ferias y a los formularios de las becas. Cuando se trata de plantear posturas claras en términos políticos, pragmáticos y actuales, nunca se les ve en las marchas ni en las organizaciones populares; en muchos casos ya no se atreven a manifestarse abiertamente ni en las redes sociales por miedo a perder apoyos e invitaciones, o a caer de la gracia de alguna curadora o algún administrativo.

5. ¿Cuáles son los muralistas que más han influido en tu trabajo mural?

Antes de hablar del muralismo en específico, considero que el Anahuacalli, visto como museo y estudio, pero sobre todo como un conjunto arquitectónico con un planteamiento ideológico, es una de las obras artísticas con las que me siento más identificado, desde su Mictlán en lo profundo del recinto hasta la ampliación de la Ciudad de las Artes que ya se puede visitar y que fue un anhelo del artista. También admiro enormemente el ejemplo del trabajo artístico, cultural y social del maestro Francisco Toledo, con quien tuve cierta cercanía hace varios años cuando vivía en Oaxaca trabajando como aprendiz en el estudio de Demián Flores. De artistas en activo, acabo de encontrar una pieza a muro de Jimena Schlaepfer en Coyoacán que me sorprendió positivamente. Sin embargo, creo que las prácticas actuales ya no pueden ser concebidas de la misma manera que el muralismo, por más que estén realizadas en una pared. Habrá que aprovechar las que existen y crear más espacios para dialogar sobre ellas.

El cultivo, 2014

6. ¿Cuál es la importancia de integrar el entorno y la colectividad al quehacer artístico material?
Busco de distintas formas la creación de espacios en los que se establezcan relaciones lo más horizontales posible entre los individuos que colaboran en las iniciativas que impulso y aquellos que van a convivir cotidianamente con los proyectos en el entorno público.

¿Cómo podemos abonar a la generación de un sentido de comunidad en los espacios públicos? ¿De qué forma podemos recobrar la continuidad ante un entorno urbano roto y fragmentado? Me gusta ensayar desde el arte un tipo de ciudad que no considere al otro, al desconocido, como un enemigo potencial o un peligro, sino como la oportunidad de reconocer y valorar nuestra diversidad, de aportar un bien común al espacio que todas y todos utilizamos y que, por lo tanto, compartimos. Busco plantear una urbe que deje de considerar la naturaleza como la otredad que se debe dominar y desaparecer para poder desarrollarse; que deje de atiborrarnos de centros comerciales como si fueran el único espacio para reunirnos.

En los proyectos públicos que impulso reconozco problemas y algunas contradicciones; son procesos incompletos que someto a la crítica de manera constante para buscar mejorarlos. Sin embargo, creo firmemente en la importancia de incluir el entorno y las personas que lo habitan para contribuir, aunque sea de forma mínima, a desarrollar experiencias que se opongan a la deshumanización, fragmentación e individualización, tan características de nuestra época.

Seis comidas compartidas, 2015

7. ¿Cuáles son los artistas históricos y contemporáneos que más admiras y por qué?
Si bien reconozco, admiro y analizo el trabajo de otros artistas para aprender, como ejercicio crítico y para no repetir de manera explícita lo que ya se ha hecho, mi interés para realizar proyectos proviene primordialmente de mi propia experiencia frente a la realidad. Me motivan la historia, los procesos sociales y la naturaleza, y creo que eso se puede apreciar fácilmente en mi trabajo. Considero que las enseñanzas artísticas más importantes las recibo caminando en el campo, platicando con alguien en la calle, sentándome a la mesa con amigos o leyendo en el metro.

Actualmente —y como resultado de las restricciones que la pandemia impuso al uso del entorno urbano—, estoy impulsando un proyecto artístico, social y ambiental en Amatlán de Quetzalcóatl, en el estado de Morelos, con la familia del agricultor Juan Toltecameh. El proyecto consiste en rescatar la diversidad de granos de la región y mantener la siembra tradicional de la milpa: con respeto a la naturaleza y a las personas, sin agroquímicos, pesticidas, semillas híbridas ni intermediarios. Los retablos que realizo para apoyar este proyecto están hechos con miles de semillas industriales que representan marcas que utilizan maíz transgénico como parte de sus ingredientes. Son obras “vivas” que se autoconsumirán en ciertas secciones controladas con el paso del tiempo por la acción de los insectos, haciendo alusión a la degradación de la vida que representa toda esta cultura chatarra.

All ways, 2015, realizada con más de 30 000 semillas

8. ¿Cuál es tu opinión del sistema de becas y estímulos para creadores en el país?
Considero que debe transformarse. El origen de estas becas en nuestro contexto, por lo menos desde la parte estatal, está en un maiceo realizado durante la administración de Carlos Salinas de Gortari para poder desmantelar una estructura cultural con sentido social que se había venido degradando y para impulsar sus tratados y privatizaciones mientras mantenía al sector artístico callado y contento. Esta herencia de precarización del sector cultural (y de muchos más) que venimos arrastrando nos ha vuelto dependientes de estos apoyos en diversos sentidos, por eso es de vital importancia que ahora se juzguen y cambien de raíz (nunca es tarde). Esto no lo enuncio desde el resentimiento. Yo mismo he sido acreedor a estos apoyos, pero es necesario abrir más los distintos procesos y las plataformas a críticos, historiadores del arte, gestores, museógrafos, educadores y, sobre todo, a personas que no pertenezcan a lo que tradicionalmente se le ha llamado “el campo del arte” (por ejemplo, a quienes se les denomina de forma clasista “artesanos”). El gran reto será lograrlo a pesar de la propia resistencia que muchos sectores del medio artístico presentan, especialmente los que han creado o se han beneficiado continuamente de una estructura de privilegios.

Códice Starbuckstlán (detalle), 2018

9. ¿Qué importancia tienen para ti el internet y las redes sociales para la difusión de tu trabajo?
Su importancia en términos de comunicación y difusión es innegable, pero funcionan como un arma de doble filo. Es común que, por estar conectados y preocupados permanentemente por el internet, construyendo o imaginando futuros tecnológicos, nos olvidemos de las inmensas necesidades u oportunidades que existen en nuestro entorno. Gracias a las redes sociales conocemos, por ejemplo, las relaciones amorosas de los famosos e influencers estadounidenses, pero no el nombre de nuestros vecinos ni quiénes son o a qué se dedican. Ahora con la fiebre artística de los nft (tokens no fungibles) —que ha llevado a convertir masivamente a nft obras que no fueron concebidas para ese fin o que ni siquiera exploran las posibilidades de ese medio—, me pregunto si no valdría más la pena volver a pensar en el espacio físico que habitamos, en la gente que nos rodea, en proponerle a la cafetería familiar de la esquina realizar proyectos culturales que nos puedan beneficiar mutuamente y a nuestro contexto también.

orgánica de La Soledad, 2016. La imagen de portada corresponde al mismo proyecto.