Reciben este nombre escolar y muy artificial por situarse históricamente antes de Sócrates, o más bien de los pensadores socráticos, además de significar también un estadio anterior de la filosofía en relación al pensamiento socrático. Es importante acotar que el pensamiento de estos hombres nos ha llegado fragmentado o por comentarios de autores posteriores, por lo que para el estudio de sus doctrinas es muy importante la valoración de las fuentes. El pensamiento presocrático, en el que el logos se libera por vez primera de concepciones míticas importantes, tiene un anclaje fundamental en el estudio de la naturaleza (phyisis) y en un hipotético principio universal de las cosas (arjé); por lo que su filosofía se puede considerar cosmológica. Ésta es prioritariamente experiencial (empírica) y sensible, y se orienta hacia las cosas de la materia; aunque también llega a adquirir una forma especulativa, más abstracta. Es importante decir que aunque sus estudios estaban más enfocados a la naturaleza, tampoco descuidaron la antropología y la ética.

Podemos encontrar dos orientaciones del concepto de physis en estos filósofos. Como conjunto de los seres que habitan el mundo, con excepción de las cosas que el hombre crea. Y también como lo que también ha sido llamado esencia, un modo de ser permanente y constante; esta naturaleza misma explicaría las variaciones y los cambios particulares de las cosas. La physis es lo permanente pero también lo que son las cosas en realidad y no lo que parecen ser: un principio de unidad que genera las variantes y las pluralidades. Este concepto elemental nos ayuda a explicar los múltiples y varios procesos y movimientos que la misma naturaleza genera. El pensamiento presocrático referido a la naturaleza de las cosas del mundo parece hacerse, pues, constantemente la misma pregunta: ¿cuál es la ley que rige todas las cosas?

En cuanto a la arjé, los griegos no concibieron nunca una idea creacionista divina ex nihilo, como en el caso de los hebreos. Ellos pensaron siempre en un principio originario a partir de lo cual se generaran las otras cosas y fenómenos. Cada presocrático, por cierto, creyó en un propio principio originario (o varios) y lo defendió. De este modo, este tipo de pensamiento pude clasificarse en monista y pluralista.

Demos ya un repaso a las ideas de algunos de los presocráticos más referidos en los textos.

Tales de Mileto fue un gran matemático, creador del famoso teorema que lleva su nombre, astrónomo y filósofo. Su pensamiento, es cierto, conserva aún trazas de elementos míticos, principalmente de origen babilónico. Para él el arjé era el agua y sus argumentos principales fueron que todo ser vivo muere sin agua y que las semillas tienen una naturaleza húmeda. Tanto influyó el agua en su pensamiento que creía que la Tierra flotaba sobre agua. Defendió también el hilozoísmo, una especulación que afirma de que todas las cosas, incluso las inanimadas, tienen alguna forma de vida.

Anaximandro fue también científico. Defendió como principio de todas las cosas al ápeiron, una materia sin límite ni forma con los atributos de los dioses: inmortalidad y poder indefinido. Se trata de un principio hipotético y abstracto que contradice toda experiencia sensible. Fue el primero en hablar de los términos opuestos como esenciales en el devenir del universo, idea que retomarán luego Heráclito, Parménides, Empédocles y los pitagóricos. Pensaba también que el universo albergaba mundos infinitos en su interior.

Anaxímenes creía que el principio material universal era el aire, el cual generaba a las cosas por condensación o rarefacción. Creía incluso que el alma humana estaba formada de aire. Visualizaba a Tierra como una lámina flotando sobre el aire.

Jenófanes de Colofón fue básicamente un poeta (de su poema “De la naturaleza de las cosas” sólo nos han llegado algunos versos) interesado en problemas religioso, quien atacó el antropomorfismo de los dioses en la religión convencional, la cual acusó también de inmoral. Argumenta que razas diferentes atribuyen a sus dioses características diferentes y que, si los animales tuvieran dioses, estos tendrían sus formas. Concluye que la concepción homérica de los dioses carece de valor y debe ser abandonada. Y defiende la idea de un solo dios, “el mayor entre los dioses y los hombres, en nada semejante a los mortales, ni en la figura ni en el pensamiento”.

Heráclito de Éfeso fue un oscuro aforista. Sus fragmentos elaboran aires de superioridad, misantropía, enigma y pesimismo. Su aforismo más conocido es quizá el que alude al perpetuo cambio del mundo: «Nos bañamos y no nos bañamos en el mismo río; somos y no somos». Creía que este devenir seguía una ley divina y tenía que ver con la lucha de los contrarios (día-noche; invierno-verano, etc.): de la contradicción resultaba el orden y la armonía. En este sentido, su pensamiento es probablemente el primero en la filosofía occidental que integra la dialéctica. Para él el fuego era el principio material de todo, la razón del movimiento y las trasformaciones.

Empédocles estableció la famosa teoría de los cuatro elementos: fuego, aire, tierra y agua, como rectores del cosmos, combinados entre sí para formar las cosas por acción del amor (atracción) o del odio (repulsión).

Demócrito de Abdera y Leúcipo desarrollaron la primera teoría atomista, según la cual el mundo está compuesto por átomos en movimiento azaroso en un espacio vacío, teoría desarrollada siglos después por otros científicos. Los átomos en su teoría son eternos y sólo se diferencian por figura, posición y orden.

Por último, Parménides defendió ante todo a la razón como única fuente del verdadero conocimiento: lo sentidos solo nos dan una opinión y nos ofrecen las meras apariencias. La razón lleva al hombre a una realidad única en la que ya no cabe pluralidad. Pensaba que el mundo ha existido desde siempre, sin ser creado y poder ser destruido. Que éste esinmutable (inmóvil), único, infinito, compacto, indivisible y esférico. En este sentido, su pensamiento se opone al de Heráclito, pues niega el movimiento del mundo, el cual para él es mero engaño de los sentidos.

Es común distribuir a los presocráticos en distintas escuelas según la localización geográfica.

En general, podemos concluir afirmando que la importancia de los presocráticos para la Filosofía griega es elemental debido a que fueron los primeros autores que se apartaron de la mitología y el pensamiento pagano, para iniciar la elaboración de un discurso lógico con pretensiones científicas que diera cuenta de los fenómenos de la naturaleza y revelara sus aspectos velados al entendimiento. Sobre estas ideas seminales se asentaría la Filosofía posterior con mejores herramientas teóricas.

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