De la académica Josefa Erreguerena, publicado por la Universidad Autónoma Metropolitana (donde ella es docente-investigadora) en 2007, como nueva versión de un libro anterior, se trata de un estudio que abreva de diversas disciplinas de las ciencias sociales y las humanidades para proponer una lectura de cómo el imaginario del mal se construye específicamente en el cine con el ejemplo concreto del mito del vampiro.

Su objetivo central es contribuir a explicar la construcción imaginaria de mitos en la sociedad moderna, en la que los medios de comunicación, y particularmente el cine, funcionan como sus actualizadores de éstos. El trabajo abre con una revisión teórica del tema del imaginario colectivo, camina hacia su construcción moderna y las representaciones del mal en la historia y la modernidad, para aterrizar en el análisis de filmes que representan casos particulares de interés para la cuestión del mito del vampiro.

El análisis se cimenta en la interrelación entre el sujeto y la cultura, en el entendido de que la cultura construye subjetividades que se cristalizan en los discursos de las instituciones, criticando o reforzando valores, ideas e imágenes que modelan nuestro ser en el mundo. Así, los relatos míticos nos sirven para explicar nuestros vínculos existenciales con el mundo y la sociedad. En la actualidad, la industria cultural de los medios de comunicación (y ya no las clases dominantes como en la teoría marxista), entre los que tiene relevancia el cine como medio privilegiado, parecen ser la fuente de donde emanan principalmente estos modelos paradigmáticos.

En un primer momento, se analiza la teoría de Cornelius Castoriadis que propone que el imaginario social es una creación continua de figuras, imágenes y formas que moldean las condiciones sociales e históricas, y que a su vez es moldeado por la capacidad imaginativa de los individuos, sin menospreciar la determinación social que ha impuesto una idea de sí mismo y de su lugar en la sociedad al sujeto. Conceptos como institución social, imaginación creadora y lo simbólico son claves en esta teoría.

El cine retoma mitos y los reactualiza, siendo a la vez una institución instituida e instituyente del imaginario social. Por lo que el libro hace énfasis en lo determinante del mito para la configuración de la subjetividad y su integración en lo social. Por ello, incluye un repaso de cómo se ha conceptualizado e interpretado el mito por diversos pensadores desde la antropología, la sociología o la psicología profunda (Mircea Eliade, Émile Durkheim, Bronislaw Malinowski, Ernst Cassirer, Claude Levi-Strauss, Joseph Campbell, James Frazer, entre otros). Se defiende la idea de que no hay sociedad sin mitos, ya son éstos los que proponen al sujeto una interpretación sobre los orígenes de los elementos del mundo y de la cultura, así como visiones totalizadoras acerca de lo individual y lo cósmico, ayudándole explicarse el sentido de su existencia y el papel que tiene en la vida. Así, “el mito es el modo a través del cual la sociedad encuentra significación en el mundo; sin él, la existencia de los individuos que constituyen esta sociedad quedaría privada de sentido. Los mitos instituidos por la sociedad son cristalizaciones de significación que operan como organizadores de sentido de la acción, el pensamiento y sentir de los sujetos que la conforman y sustentan aunque también orientan y legitiman las instituciones.”

Dentro de los mitos tienen especial interés los que configuran el imaginario del mal, ya que las sociedades pueden ser analizadas a partir de ellos. Su pertinencia estriba también en que “en todo sujeto existe una parte de luz, bondad, solidaridad y amor pero también una parte oscura, de sombra, codicia, ansia de poder, vanidad y envidia que negamos”, y conocer y aceptar nuestra parte oscura es vital para un entendimiento integral del sujeto. En este sentido, las construcciones imaginarias del mal como Satán o el vampiro nos sirven para proyectar, en la figura del doble, la sombra que queremos negar en nosotros mismos.

Respecto del mito del vampiro, éste igualmente, como otros mitos ancestrales, nos sirve para responder a la pregunta atávica de “¿quién soy?” y nos enfrenta al misterio de la muerte y la otredad. Acerca de este mito, se ponen de relieve aspectos universales como la angustia, el temor a la castración, el narcisismo y su relación con lo siniestro dado cuando se revela algo inquietante que debía estar oculto.

Pasando finalmente a las actualizaciones del mito del vampiro en el cine, la autora enfatiza la importancia de la cinta expresionista Nosferatu (1922) de F. W. Murnau en la historia del séptimo arte, basada en el conde Drácula de Bram Stoker, personaje que es uno de los más representados en la historia del cine. La autora se vale de la propuesta de tres épocas para dividir didácticamente la historia del cine de vampiros; la primera de las cuales tendría otro momento particular con Vampyr (1932) de Carl Theodor Dreyer con el advenimiento del cine sonoro. Una segunda época partiría de la llegada del cine de vampiros a Estados Unidos, con películas que fueron muy populares y ahora son icónicas como El horror de Drácula (1958) de Terence Fisher, protagonizado por Christopher Lee, y Drácula, príncipe de las tinieblas, (1965), sin olvidar la importancia del precedente Drácula (1931) de Tod Browning, protagonizada por Bela Lugosi. Finalmente, una tercera época estaría representada por la reconfiguración del mito por medio de la parodia, el pastiche y la cultura pop en cintas como El baile de los vampiros (1967) de Roman Polanski o El ansia (1983) de Ridley Scott. También se comenta críticamente cintas más contemporáneas como Entrevista con el vampiro (1994) de Neil Jordan y Del crepúsculo al amanecer (1995) de Quentin Tarantino. En las películas, que se comentan con relación a cuestiones como la identidad, el deseo o la sexualidad, se rastrea también el funcionamiento operativo de los símbolos y los estereotipos y se presenta mediante cuadros comparativos que nos ilustran sobre la forma en el que el mito del vampiro se reactualiza constantemente, no de una manera evolutiva o progresiva, y como producto de la sobreexplotación mediática.

El libro se encuentra disponible en el acervo bibliográfico de la UAM, en: http://bidi.xoc.uam.mx/

La autora

 

La ahora es licenciada en Ciencias de la Comunicación Social por la Universidad Anahuac, maestría en Sociología, por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales y doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco. Sus líneas de investigación son: Comunicación y estructuras de poder, el cine como actualizador del imaginario social y los mitos.