Lazlong Moussong elaboró su propia teoría del humor en el capítulo de un libro de ensayos.[1] Basada principalmente en intuiciones propias, pero apoyada a veces en las ideas de varios pensadores, su teoría del humor es perfectamente aplicable a su narrativa de vampiros.

            Moussong piensa que el humor, generador de alegría, conlleva un dejo de amargura a modo de un ingrediente natural. Esta amargura se manifiesta por medio de “motivos de inconformidad, de juicios críticos, de insatisfacción que estimula la visión crítica generadora de una visión humorística de la vida y de las personas”.[2] Dice que esta amargura, seminal para el humor, es “como el grano de arena que irrita el cuerpo de la ostra y produce la perla”,[3] símbolo en este caso de la alegría del humor. Respecto a esto recuerda que no hay nada más desternillante que reír del próximo, tesis que hemos visto puesta en práctica en sus cuentos de vampiros, en los que el monstruo ha perdido ya su poderío legendario y atemorizante, para volverse un objeto de escarnio y humillación. Tibor ha sido la figura emblemática que condensa el humor del universo vampírico creado por Moussong y hacia donde la burla del lector es dirigida. Hay, sí, en esto, en la parodia carnavalesca y su lectura despreocupada, una festividad del lenguaje y de la atención vigilante; pero detrás de eso existe un anverso de amargura y sufrimiento de Tibor como víctima de los implacables acontecimientos, que no conocemos porque se eluden, se esconden de la vista y se esconden así hábilmente del entendimiento. Hay amargura porque sin duda muchos de los sufrimientos del tío Tibor no son, en una realidad ordinaria, motivo de risa inocente; y porque la misma festividad del lenguaje narrativo no ha perdonado ni su vida ficcional y ha terminado asesinando al tío Tibor que tanto había divertido al lector.

            Pero quizá esto no importe. El humor para Moussoung es juego, un juego del lenguaje y el comportamiento. Un juego que no reproduce la vida corriente, sino que “escapa de ella”. Con esto quiere decir que, al imitar la vida, el humor trastorna la lógica y secuencia de ésta, alegrándola así, en la expectativa de provocar un efecto estético en el receptor.[4] Uno de los mecanismos para trastornar esta secuencia de la vida, de entre todos el más elemental, es el ridículo,[5] que hemos visto aplicado en algún grado u otro en diversos momentos de los cuentos vampíricos de Moussong. Otro mecanismo sería la exageración de los defectos (la ignorancia, lo corrupto o cualquier otro defecto moral psicológico del personaje).[6] Ya vimos con el tío Tibor que el rasgo de carácter negativo hiperbolizado era su ingenuidad, su candidez que le hacía blanco de todos los problemas: un defecto leve de carácter que es propicio para la risa. (Moussong suscribe la idea de Bergson de que sólo los defectos leves y no los graves de nuestros semejantes nos hacen reír, ya que los segundos nos indignan y la indignación sofoca lo cómico, pues la risa es incompatible con la emotividad.[7])

            Otro elemento configurador del humor en la teoría de Moussong se da en un nivel narrativo y tiene que ver con el desenlace del relato. Trazando una ruta de incertidumbre respecto de la conclusión, podemos obtener un final de pleno efecto humorístico. Este artificio suele ser utilizado por Moussong en los cuentos vampíricos consignados[8] y parte de la idea de Immanuel Kant que define lo cómico como una “afección que nace de la reducción repentina a la nada de intensa expectativa.”[9]

            Las ideas de los filósofos y escritores han servido a Moussong para reunir hallazgos parciales con los que organizar no un sistema total y definitivo del fenómeno del humor, sino sólo un acercamiento a él desde una visión lo más amplia posible, pues sabe bien que el humor es un fenómeno complejo.[10]

Del mismo modo, cree en la inteligencia del chiste, la ironía y el humor en general, pues implican un desarrollo de la razón, la imaginación, la intuición, la perspicacia, así como una estructura lingüística y cultural adecuadas. Para Moussong “una de las manifestaciones más notables del humor es la lógica”, porque para que la comunión en el humor se lleve a cabo necesita haber una congruencia discursiva, aunque ésta, claro está, necesite estar formulada por medio de una lógica singular, propia y excéntrica (es inconcebible pretender un mecanismo transmisor de humor incongruente o absurdo por sí mismo: uno puede reírse a solas de una idea completamente absurda, pero no puede comunicar ese efecto humorístico).[11]

            Finalmente, para el autor la función del humor se entronca con una actitud existencial. La expresión del humor nos permite “convertir el veneno de la amargura” en alegre y nutritiva visión de la vida.[12]


[1] Moussong, L. (2009): “De la amargura al humor” en Extrañas sustancias. Axial: México, pp. 11-18

[2] Ibídem, p. 11

[3] Ídem

[4] Ibídem, p. 13

[5] Ibídem, p. 12

[6] Ibídem, p. 16

[7] Ídem

[8] Un análisis de los mecanismos literarios y retóricos en los finales de los cuentos aludidos excedería los límites fijados a este trabajo de investigación. Por ello, remito al lector a los cuentos mismos con el fin de comprobar cómo los finales suelen tener un efecto humorístico basado en esta idea, y son principalmente dados por la reducción al absurdo, la vuelta de tuerca o el giro inesperado.

[9] Citado en: Ibídem, p. 14

[10] Ibídem, p. 15

[11] Ibídem, p. 16

[12] Ibídem, p. 18