La poesía es como el árbol de ancho follaje
que crece a mitad del páramo desierto.
La forman nostalgias y temores.

Sus brazos se alargan para alcanzar el infinito;
sus fuertes raíces se ahondan en tierra oscura;
su ancho ramaje es ámbito de emociones contenidas;
en él giran los vientos, se reordena el mundo.
La Poesía es el Arte;
que se nutre de sí mismo
y sobre sí mismo reposa.

Su ramaje es coro donde los ancestros cantan.
Lo integran llamados distantes,
del mañana que es el hoy muerto la voz ya sin sentido,
resonancias de canciones perdidas y olvidadas,
oscilaciones de brillo y sombra,
elegías que son constelaciones de hojas muertas,
palabras mustias de soledad y pena
y crujidos que son su débil lamento.
Para siempre.

En su tallo se han grabado inscripciones nobilísimas.
Su semilla es eterna.

La poesía es el llanto desolado del sauce
y el refugio vivo de la higuera.

Aprenda yo a encontrar fuerza en sus frutos
y descanse mi fatiga bajo su sombra
hasta el último día.