La importancia del primer amor
es invaluable y poco exacto;
no se define ni se intenta
buscar causa de existencia:
sólo es con la libertad.
Primero va caminando por un callejón
y pregunta si es anarquista,
luego el amor, que es más rebelde,
mira a otra parte mientras sonríe.
Después uno busca encontrar al amor,
le pregunta a sus colegas
y ellos sólo indican referencias.

De un momento a otro la palabra es ciega,
pregunta sandeces y piensa con locura;
busca la ubicación exacta para mirar
y el amor, que es un poco desobligado,
le pide al destino
que fije la fecha exacta del encuentro.

La importancia del primer amor
no tiene creencias
ni se sabe si realmente fue verdad.
Con el tiempo el amor se conoce
y aprende a besar:
primero con los labios
después con los ojos a la distancia;
espera el momento para ser libre
y busca la sustancia básica
en la relación. Se miran y se besan.

Cuando están juntos no platican
y cuando se hace de lejos
quieren gritarse lo que no se dijeron…

Pero el amor se cansa de ser solo amor.
Dependiendo del individuo, cambia de forma:
en mi caso contrario, o mejor dicho
el opuesto a mi es extraño:

la piel del amor
comienza a ponerse pálida, nieve,
pero es lo ideal para expresar
las pecas del amor y el rojo corazón;
su pelo comienza a teñirse café,
es ideal para inhalar almizcle.

Existe un problema, después de todo,
los labios que besaron y besaron
a los dulces labios del amador
se quedaron sin calor,
la pasión tocó el invierno
y al formarse el cuerpo… del primer amor
el dulce paraíso se perdió,
con el tiempo fue leyenda… mito.

La importancia del primer amor
no se llora
cuando el cuerpo está terminado,
¡no puede profanarse tal naturaleza!,
se puede desaparecer,
quedarse callado y no volver.

La importancia del primer amor
necesita ser desordenado,
sin rima ni métrica,
-¡olvídese del conteo!-.
Tiene tanta importancia
que necesito de tu tiempo a solas
llorando sabores e importancias.