“No perdura” es un cuento de José Emilio Pacheco contenido en su libro La sangre de Medusa y otros cuentos marginales (1959).[1] En él el vampiro es a la vez el personaje de una película de terror del siglo XX, que a la vez un muerto vivo desenterrado en el siglo XVI que ataca en 1961 a un espectador de la película que protagoniza. Y es que se trata de un cuento fantástico que juega con la superposición de los tiempos narrativos.
Como personaje del cine de vampiros del siglo XX, el vampiro parece estar rodeado de toda la iconografía convencional de éste: la ambientación que lo rodea es lúgubre; y se trasforma en murciélago. Su descripción es inequívocamente tradicional: “un hombre pálido o verdoso –el blanco y negro de la película no autoriza esta precisión– envuelto en una capa, sonriente y cruel, con sus colmillos curvos y agudos”.[2] Ha regresado a la vida para vengarse, liquidando por medio de la succión de su sangre (la típica mordida en el cuello) a los descendientes “de quien en el siglo XVI violó su tumba e intentó clavarle una estaca en el pecho y derramó su sangre inmortal”.[3]
Como vampiro del otro plano narrativo, que podríamos
empatar con la “realidad”, es idéntico. Se aparece en iguales circunstancias,
transformándose a partir de un murciélago para atacar al espectador que no
creyó en su historia en el cine y que la consideró como una película chistosa.[4]
[1] Pacheco, José Emilio (1990): La sangre de Medusa y otros cuentos marginales. Era: México, pp.85-87
[2] Ibídem, p. 85
[3] Ibídem, p. 86
[4] Ibídem, p. 87