Los inicios de Carlos Ortega Ronquillo parecen estar marcados, más que por una decisión personal, por una decisión de la misma vida que lo encausó por un camino de preparación, lucha y persistencia para lograr sus objetivos. Carlos no pensaba en un inicio estudiar canto, pero de repente se encontró seducido y atraído por la música y así llegó las escuelas donde se formó. Estudio canto en la escuela de Bellas Artes de Tultepec, y logró entrar entrar al Conservatorio Nacional de Música, donde vivió una experiencia formativa inigualable y tuvo una beca de Carlos Slim. Fue mucha la educación asimilada desde cero. Carlos tomó luego muchos cursos y a la postre los pudo ofrecerlos a su vez, como para la Fundación Telmex, y en ellos que ha compartido su conocimiento y su experiencia de vida.
Como cantante, Carlos se ha presentado en muchos municipios del estado de México; así como en los estados de Hidalgo, Querétaro, Michoacán, Puebla, Tlaxcala, Oaxaca y Guerrero. Cada uno de sus viajes de trabajo han dejado su huella en la memoria, ofreciendo momentos dignos de atesorarse: las comidas, las personas, incluso los nervios escénicos. La idea que lo mueve a seguir luchando por sus metas y sueños es la de llegar a cantar en todo el país y, por qué no, al mundo entero.
Si bien Carlos es un barítono de nivel, actualmente trabaja dando clases de canto en diversos centros de cultura del estado de México, como en Atizapán, Tlalnepantla, Tultitlán y Zumpango. Fue director de coros de escuelas como colegio salesiano y la Academia Contrapunto. Fue también maestro de canto en Escuela de Iniciación Artística del INBA. Actualmente está iniciando un coro en el Estado de México llamado coro París, en el cual íntegra alumnos de diversos municipios, con sede en Zumpango. Esto no es nada fácil, pues hay que estar lidiando con la asistencia, puntualidad y disciplina de los cantantes. Por otro lado, en estos momentos está en plena gira por todo el estado y Ciudad de México; su gira se llama “Vivir para cantar”; en ella Carlos interpreta diversos géneros regionales populares, vernáculos o folclóricos, tales como la balada ranchera, pero sobre todo le canta a la gente “esas canciones que hacen vibrar a todo México”. Este repertorio folclórico abarca temas de diversas entidades del país.
La historia de Carlos en el canto no ha sido sencilla, ya que inició enfrentando serios problemas familiares y económicos; no obstante, no desistió y dio lo mejor para lograr egresar del Conservatorio cuando varias veces quiso desertar. A la postre se convertiría en una de las voces más privilegiadas entre los egresados de la institución. Fue una opera en particular lo que lo cautivó y lo dejó fascinado: Baile de máscaras, de Giuseppe Verdi. Esta ópera marcó a Carlos y lo motivó a volverse barítono de ópera. En cuanto a este género, Carlos prefiere las obras con gran dramatismo e histrionismo, de preferencia trágicas, pues le resultan desagradables las historias tipo cuento de hadas. “Una cierta dosis de sufrimiento es necesario para que una ópera me cautive”, confiesa Carlos. Esa ópera salvó la carrera de Carlos y lo llevó a la postre en presentarse como cantante de ópera ante diversos públicos, entre los que destaca tener como público a algunos políticos, gobernadores e incluso el mismo presidente de la República.
Entre los maestros que han dejado huella en Carlos está Israel Segura Padilla, quien le enseñó de una manera muy fresca a tener una actitud positiva ante el canto. También está Rodolfo Buenrostro, quien le proporcionó muchas técnicas vocálicas enfatizado en su por qué. En el Conservatorio de Música encontró al maestro Arturo Nieto y tuvo clases magistrales de David Robinson y German Lobos, de quien aprendió espiritualidad para conectar con la vida y ofrecer el alma en el canto. “Muchas han sido las enseñanzas, los aprendizajes y también los retos. En el canto se aprende día con día, y toda la vida”, comenta Carlos.
Por otro lado, han estado las adversidades propias de dedicarse al canto en México. Están la falta de una cultura que aprecie las bellas artes, el público consumiendo música chatarra, la falta de espacios de profesionalización y la escasísima oferta laboral que se ofrece a un cantante. “No hay tampoco un público educado y preparado en México. La gente busca reguetón o todo lo comercial, porque la televisión mexicana lleva al consumismo vacío y de puras porquerías”, denuncia Carlos, quien abunda: “Cuando está frente al escenario ante una ópera, el público se emociona en la primera aria, y a la tercera empieza a bostezar y luego a sentirse incómodo.” El único espacio grande para el canto es el Palacio de Bellas Artes, cuyos programas replican otros estados. Por otro lado, nada ayudan formatos como La Academia o La voz México, donde se compite brutalmente e importa la buena apariencia. “Aunque los cantantes dan gloria al país, no existe un apoyo real y eficiente a la comunidad artística, que se ve golpeada por muchas adversidades”, comenta Carlos, ejemplo de resiliencia.
La pandemia afectó grandemente la vida profesional de Carlos, quien perdió el empleo, enfermó de covid y fue victima de un crimen en el cual robaron su auto y pertenencias de valor. En este trance, Carlos resultó lesionado de la mandíbula, lo cual le imposibilitó cantar durante muchos meses. Actualmente está en recuperación, sin dejar de dar lo mejor de sí, cuidando su voz que, como comenta, está expuesta siempre a verse afectada por lesiones. Esto es así porque “La gente pide tonos agudos y no sabe apreciar los graves”, dice Carlos.
En cuanto a recomendaciones que Carlos da a los nuevos talentos vocales están las de “darlo todo, entregarse, pero también no descuidar algo sólido para sobrevivir, ya que hay una competencia terrible en el medio del canto, no se abre fuentes de empleo, y existe merma del público”. Por lo que estudiar una carrera alterna o abrir un negocio paralelamente pueden ser buenas opciones.
Actualmente, Carlos tiene nuevos proyectos de creación de públicos y de reactivación de espacios. Tiene muchas ideas y planes, pero necesita el apoyo de un gobierno que pueda entender el arte que propone. “Más profesores de arte y menos policías. Más vacantes para los artistas que vacantes para los militares”, es una filosofía de Carlos. En tanto concreta esos planes de dignificación y mejora, pone su alma en la gira “Vivir para cantar”, cuyo objetivo es compartir con la gente “cada lucha, cada entrega de la vida”, finaliza Carlos con su valioso testimonio.
Pueden contratar al cantante para fiestas y eventos en su red social: https://www.facebook.com/carlos.ortegaronquillo