Digas lo que digas, no es lo mismo ya;
y debes usar otros modos a los que tu genitalidad,
tu psicología, no estén acostumbrados
al momento de hacerte justicia por tu propia mano.
Pero ten cuidado
cuando te enrollas un a cuerda al cuello durante la masturbación;
luego querrás pasar un segundo más
de ese breve instante extático
que es el límite del más acá.
Pero en este caso, si llegas tal vez sólo un poco más allá,
ya no podrás regresar.
Te lo dice la experiencia criminológica.