Este acostarme y levantarme de la cama al instante
como infinitamente.
Este andar en círculos: mirar el reloj, fumar,
ver las piernas temblar como sismos.
Esperar el amanecer que tardará mucho
o siquiera poder dormir.
Este querer correr ardientemente
sabiendo que no llegaré a ningún lado.
Salir, entrar. Vigilar. Todo sin motivo,
sin finalidad. El espanto.
Y al fin gritar con todas tus fuerzas
aunque los vecinos se espanten.
Y rogar ayuda.
Y sólo poder morder paz
con sedantes inyectados directo a la vena.
